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jueves, 29 de diciembre de 2022

La Casa de Borbón y el resurgimiento de España ( micro ensayo)

 

La Casa de Borbón y el resurgimiento de España


por 

Juan B. Lorenzo de Membiela 

Dado el precario estado de salud del rey de España, Carlos II, las potencias extranjeras se posicionan a favor de los distintos candidatos a la sucesión. El Consejo de Estado se inclina a favor del duque de Anjou. La decisión última pertenece al papa Inocencio XI, quien comunica al monarca español su elección por el candidato francés. Es nombrado heredero a la muerte del rey que ocurrió en noviembre de 1700.

El conflicto armado que originó dicha opción concluyó mediante los Tratados de Utrecht firmados entre 1713 y 1715. Arrebató a España de, prácticamente, todas sus posesiones en Europa obligándola a abrir sus puertos al comercio de Inglaterra, nación que fue la ganadora de la contienda […]. 

Lectura en El Confidencial Digital





martes, 27 de diciembre de 2022

Nacimiento de Jesús ( relato de A.C. Emmerich)

 Navidad de 2022

Nacimiento de Jesús ( relato de A.C. Emmerich)

Nacimiento de Jesus ( relato de A.C. Emmerich)


Período del relato: 24-25 de diciembre.

Año: Cero.

Lugar: Gruta de los pastores. Ciudad de Belén.

Hora de inicio del relato: Anochecer del 24 de diciembre.


[…] El resplandor en torno a la Santísima Virgen se hacía cada vez mayor y ya no se veía la luz de la lámpara que había encendido José. La Santísima Virgen estaba vuelta al Oriente y arrodillada sobre su colcha de dormir, con su amplio vestido (blanco) suelto y extendido en torno a ella.

A las doce de la noche se quedó abstraída en oración; la vi elevarse sobre la Tierra de modo que podía verse el suelo debajo. Tenía las manos cruzadas sobre el pecho y en torno a ella seguía aumentando el resplandor. Todo estaba entrañablemente y jubilosamente agitado, incluso las cosas inanimadas, la roca del techo, las paredes, el techo y el suelo de la gruta estaba como viva dentro de aquella luz. Entonces ya no vi más el techo de la gruta, y una vía de luz se abrió entre María y lo más alto del Cielo con un resplandor cada vez más alto.

En esta vía de luz apareció un maravilloso movimiento de glorias que se acercaban perceptiblemente en forma de coros de espíritus celestiales.

Pero la Santísima Virgen, que levitaba en éxtasis, rezaba ahora mirando hacia abajo, al suelo, a su Dios en cuya madre se había convertido, que yacía ante ella en el suelo como un fragil recién nacido.

Gruta de Belen. Fuente: Pixabay. Licencia CCO


Vi a Nuestro Salvador como un niño muy pequeño y brillante cuya luz sobrepasaba la del resplandor circundante, acostado en la manta delante de las rodillas de la Santísima Virgen. Para mí era como si fuera muy pequeñito y se fuera haciendo más grande ante mis ojos. Pero todo esto solo era un movimiento del otro resplandor tan grande, que no puedo decir con seguridad cómo lo he visto.

La Santísima Virgen estuvo así extasiada todavía un rato y vi que le puso al niño un paño, pero no lo tomó en brazos ni lo levantó. Al cabo de un largo rato vi que el niño rebullía y lo oí llorar, y entonces fue como si María volviera en sí: levantó al niñito de la alfombra y lo envolvió en el pañal que le había puesto encima y lo sostuvo en brazos junto a su pecho. Luego se sentó y envolvió completamente al niño en su velo: creo que María daba de mamar al Salvador. Entonces vi en torno a ella a ángeles de figura totalmente humana adorandolo  con el rostro en el suelo.

Ya habría pasado más de una hora desde el nacimiento cuando María llamó a José, que todavía estaba en oración. Cuando se acercó, se postró sobre su rostro con fervor, alegría y humidad, y solo se levantó cuando María le pidió varias veces que lo apretara contra su corazón y diera gracias alegremente por el sagrado regalo del Altísimo. Entonces José se incorporó, recibió en sus brazos al niño Jesús y alabó a Dios con lágrimas de gozo.

Entonces la Santísima Virgen envolvió al niño en pañales. En este momento no recuerdo la forma de envolverlo en pañales, sólo sé que uno era rojo, y sobre él una envoltura blanca hasta debajo de los bracitos y otro pañalito más por arriba hasta la cabecita. María solamente tenía cuatro pañales.

Luego vi a María y José sentados en el suelo desnudo con las piernas cruzadas uno junto a otro. No hablaban y parecían sumidos en contemplación. Sobre la alfombra delante de María yacía envuelto como un bebé, Jesús recién nacido, hermoso y radiante como un relámpago.

¡Ay!, pensé, este lugar contiene la salvación del mundo entero y nadie tiene ni la menor idea.

A continuación pusieron al niño en el pesebre, que estaba lleno de juncos y hierbas finas y revestido con una manta que colgaba por los costados. El pesebre estaba encima del abrevadero de piedra que había a la derecha de la entrada de la cueva, donde ésta se ensanchaba hacia mediodía.

Esta parte de la cueva estaba más honda que donde nació Jesús, y el suelo estaba desgastado escalonadamente.

Cuando pusieron al niño en el pesebre, los dos se quedaron de pie a su lado cantando himnos entre lágrimas de alegría.

José puso entonces el lecho y el asiento de la Santísima Virgen al lado del pesebre. Antes y después de nacer Jesús, siempre vi a la Santísima Virgen velada y completamente vestida de blanco. Durante los primeros días la he visto allí, sentada, de rodillas, de pie e incluso adormecida , envuelta y tendida de costado, pero de ningún modo enferma o agotada.

Cuando nació Jesús, vi que los pastores asustados por el aspecto insólito de esa noche maravillosa, estaban de pié delante de sus cabañas, miraban en derredor suyo y consideraban con asombro una luz extraordinaria sobre la gruta del pesebre. Al principio los pastores estaban atemorizados, pero un ángel apareció delante de ellos y les dijo: “No temáis, porque vengo a anunciaros una gran nueva que causará gozo a todo el pueblo de Israel.

 Hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, que es el Cristo, el Señor. Lo conocerán por este signo: Hallaréis al Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

 Mientras el ángel anunciaba esto, el esplendor crecía más y más en torno suyo y yo vi cinco o siete figuras de ángeles muy bellas y luminosas. Tenían en sus manos como una larga banderita en la cual había algo escrito con letras grandes como la mano y los oí alabar a Dios y cantar: “Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”. 

No vi que los pastores fuesen inmediatamente a la gruta del Pesebre, de la cual distaba más de una legua; sino que los vi deliberar sobre lo que le llevarían al recién nacido y preparar sus presentes con la posible presteza. Ya en la aurora, se dirigieron al pesebre.”


Ana Catalina Emmerich (1774-1824), beatificada por S. Juan Pablo II en 2004.

Aclaración:

Esta narración de Ana Catalina Emmerich corresponde a visiones personales que ella testimonia haber tenido. En la Iglesia estas son llamadas “revelaciones privadas” que según se señala en el Catecismo de la Iglesia Católica “no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.” (Catecismo N° 67)


Fuente: Autores Católicos. Revelaciones de Sor Ana Catalina Emmerich.
Mística alemana 1774-1824.
Religiosa agustina .

Fue exclaustrada a la fuerza por la invasión napoleónica.

Sus revelaciones místicas eran tan detalladas que ayudaron a descubrir la casa de la Virgen en Efeso.

martes, 6 de diciembre de 2022

6 de diciembre de 2022 Dia de la Constitución de España

 

6 de diciembre de 2022 Dia de la Constitución de España


44º aniversario de la Constitución



La Constitución es norma fundamental de convivencia que promueve el bien de los españoles y de España. Y lo hace a traves de tres ejes:  mediante el reconocimiento de unos derechos y deberes a las personas; mediante la ordenación de las instituciones que vertebran la acción del Estado y mediante su proyección ante la comunidad internacional de un marco jurídico y social robusto que transmite confiabilidad porque es previsible y persistente.


No es la Constitución Española una norma anticuada.  44 años es una edad en la que se comienza a comprender la complejidad de los procesos vitales. Tampoco es una constitución laureada por la senectud en donde la prudencia marca sus rumbos. Gozamos, si, de una Constitución madura, alejada de la ociosidad de las pasiones, como escribió en alguna ocasión Seneca, pero con todo el vigor de aquellos sueños que se imprimieron en su articulado.


A lo lejos contemplamos la Constitución norteamericana de 1787 e incluso la constitución no codificada inglesa de 1688, entre algunas otras. Es llamativo el dato de que las constituciones más longevas han logrado situar a sus naciones entre las más prósperas del mundo.


Pero la Constitución no es solo una enumeración de finalidades sociales, políticas y económicas. Necesita también de una protección suficiente y bastante para que despliegue su eficacia y no quede en lo fallido y frustrado. Esto es una responsabilidad que a todos nos afecta porque el bienestar que procura también a todos nos beneficia, hoy y para el futuro.


Gozamos de una magnifica Constitución que construye sobre la monarquía parlamentaria un proyecto de comunidad bueno, pacífico y generoso. Estos 44 años han dejado una senda que nos han conducido a cotas de prosperidad desconocidas. 


Hay camino por hacer y rumbos más prósperos que explorar, por eso mi patria está en esta Carta Magna que nos evita zozobrar ante la incertidumbre furtiva.



Juan Lorenzo d Membiela,



Fuente: Wikimedia Commons