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martes, 8 de marzo de 2022

El general Lezo o el infortunio del héroe ( historia)

 

El general Lezo o el infortunio del héroe ( relato histórico)

Un breve repaso a la victoria conseguida por Blas de Lezo contra los británicos

 Publicado en El Confidencial Digital

ENLACE AL CONFIDENCIAL DIGITAL 

 


jueves, 17 de febrero de 2022

Españoles en la Mar (exposición de pintura)

Españoles en la  Mar

Exposición de pintura de  Carlos Parrilla Penagos.

25 de febrero a 25 de marzo

Las Rozas. Madrid.





domingo, 30 de enero de 2022

domingo, 23 de enero de 2022

500 años de la fundación de la ciudad de San Juan Bautista en Puerto Rico y visita del rey de España (conmemoración)

 500 años de la fundación de la ciudad de San Juan Bautista en Puerto Rico y visita del rey de España (conmemoración)

Felipe VI viajara el próximo 24 de enero a Puerto Rico para estar cerca de los portorriqueños en la efeméride de esta importante fecha junto a otras actividades de Estado.


El navegante Cristóbal Colón llegó a Puerto Rico el 19 de noviembre de 1493 como parte de su segundo viaje de exploración y al hacerlo, denominó nuestro territorio como la Isla de San Juan Bautista. 

Castillo en San Juan viejo
Fuente: Pixabay


Entre 1508 y 1509 Juan Ponce de León fundó el primer asentamiento español de la Isla, conocido como la Villa de Caparra. Sin embargo, se dio un proceso de relocalización de la Villa de Caparra hacia la isleta al lado norte de la bahía y para el 20 de julio de 1521, con la autorización oficial del Rey Carlos I de Castilla, ese nuevo asentamiento se le conocería como Puerto Rico.

En documentación fechada el 31 de diciembre de 1521, ocurre la fundación jurídica del Cabildo o gobierno de la Ciudad de Puerto Rico.

 La Isla de San Juan Bautista pasaba a ser la Isla de Puerto Rico y la Ciudad de Puerto Rico pasaba a ser la Ciudad de San Juan Bautista. Así, además de celebrar el quinto centenario de nuestra Ciudad Capital, también celebramos el quinto centenario de nuestro nombre: Puerto Rico.

Desde 1521, la Ciudad de San Juan Bautista ha sido escenario de importantes sucesos históricos. Dentro de nuestras murallas se ha desarrollado el arte, la cultura, las tradiciones, la arquitectura, la religión, en fin, ha sido centro y eje de la formación de todos los puertorriqueños. El territorio originalmente ocupado por la Ciudad Capital de San Juan, lo que hoy conocemos como el Viejo San Juan y la totalidad de su isleta, se ha expandido significativamente a través de estos 500 años de historia. Mediante la Real Orden del 11 de noviembre de 1862, el gobierno español ordenó la supresión de lo que hasta entonces era el pueblo de San Mateo de Cangrejos y dividió su territorio entre las jurisdicciones de San Juan, Río Piedras y Carolina.


Calle de San Juan
Fuente: Pixabay
Autor: MariamS
El conjunto de atractivos históricos, arquitectónicos, culturales y sociales presentes en el Viejo San Juan ha sido reconocido, tanto a nivel nacional como internacional. En 1949, se estableció el Sitio Histórico Nacional de San Juan, encargado de la conservación y protección del Castillo San Felipe del Morro, el Castillo San Cristóbal, el Fortín San Juan de la Cruz, también conocido como El Cañuelo, y las murallas del antiguo sistema de defensa. En el 2013, el Distrito Histórico del Viejo San Juan pasó a ser un Monumento Histórico Nacional y se convirtió así en candidato para ser presentado ante la UNESCO con el propósito de que también sea declarado Patrimonio de la Humanidad.

Nuestra Ciudad Capital tiene datos que la hacen única; es la ciudad fundada por europeos continuamente habitada más antigua bajo la jurisdicción de los Estados Unidos y es la tercera ciudad capital más antigua establecida por los europeos en América, luego de Santo Domingo (1496) y Ciudad de Panamá (1519). La Catedral Basílica Menor de San Juan Bautista, cuya estructura original fue construida en 1521 y la actual data de 1529, es la catedral más antigua de los Estados Unidos y la segunda de toda América. La Iglesia San José, cuya construcción comenzó en 1532 y fue recientemente restaurada, es la segunda iglesia más antigua de toda América, la Casa Blanca, también construida para 1521, es la residencia de origen europeo más antigua en todo los Estados Unidos, y el Palacio de Santa Catalina, construido entre 1533 y 1540, es la mansión ejecutiva más antigua en uso continuo en toda América.

lunes, 17 de enero de 2022

 Un monumento a los tercios se construirá en Madrid (noticia)


En 2018 comenzó una campaña en  change,org por la plataforma #31EneroTercios para promover la creación de una escultura que rindiera  homenaje a estas  afamadas unidades militares españolas. Justo propósito,  pues constituyen los Tercios un referente cultural, siempre evocado,  genuinamente   español en aquellas épocas de imperio y esplendor, de misticismo y austeridad. Lo español siempre ha sido recatado, honroso... alejado de lo rococó de otras naciones más dadas a la opulencia y al espectáculo de los sentidos.

Del maestro Ferrer-Dalmau





¿Qué tenía España que hasta Carlos I antepuso  ceñir su corona frente a otras dignidades? Es una pregunta que se formula  Julián Marías y que nos indica la relevancia de esta primera nación europea y transeuropea con proyecciones en todo el continente Americano.





Aquella iniciativa de  2018, sembró el germen de un proyecto  que la Fundación Ferrer-Dalmau  acomete para instalar un monumento en Madrid hecha por el escultor Salvador Amaya sobre unos bocetos de Ferrer-Dalmau, artista que posee un talento especial para transmitir los sentimientos más auténticos de esta aguerrida milicia .

Madrid, como capital del imperio que lo fue en aquella época, bien merece  acoger esta iniciativa para testimoniar un recuerdo y una admiración  a quienes lo dieron todo por  España  a cambio de  muy poco o de nada.

No debe olvidarse que muchos de estos soldados y oficiales terminaron su  vida en esta villa, siempre acogedora y generosa.


Juan B. Lorenzo de  Membiela, 


Fuente: La Razón

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jueves, 6 de enero de 2022

La adoración de los Reyes Magos según la beata Ana Catalina Emmerich ( divulgación)

 

La adoración de los Reyes Magos según la beata Ana Catalina Emmerich (divulgación)


Beata Ana Catalina Emmerich

La adoración de los Reyes Magos
Pronto vieron brillar en el cielo, sobre un lado de Belén, un meteoro semejante a la luna cuando aparece; montaron entonces nuevamente en sus cabalgaduras, y costeando un foso y unos muros ruinosos, dieron la vuelta a Belén, por el Sur, y se dirigieron al Oriente hacia la gruta del Pesebre, que abordaron por el costado de la llanura donde los ángeles se habían aparecido a los pastores.
Cuando hubieron llegado cerca de la tumba de Maraha, en el valle que está detrás de la gruta del Pesebre, se apearon. Sus gentes deshicieron muchos envoltorios, levantaron una gran carpa que llevaban e hicieron otros arreglos, con ayuda de algunos pastores que les indicaron los sitios más convenientes.

Dibujo a lápiz de H. Hofmann de la serie de 1887 de Hofmann: Kommet zu mir! Bilder aus dem Leben des Heilandes; Festgabe für Christliche Familien (Come Unto Me).
Wikicommons. Dominio Público






El campamento se hallaba en parte arreglado, cuando los Reyes vieron aparecer la estrella, clara y brillante, sobre la colina del Pesebre, dirigiendo hacia ella perpendicularmente sus rayos de luz. La estrella pareció crecer mucho y derramó una cantidad extraordinaria de luz.
Yo los vi mirando primero todo con un aire de gran asombro. Estaba oscuro; no veían ninguna casa sino tan solo la forma de una colina semejante a una muralla. De pronto sintieron un gran júbilo, pues vieron en medio de la luz la figura resplandeciente de un niño.
Todos se destocaron para demostrar su respeto; luego los tres Reyes fueron hacia la colina y encontraron la puerta de la gruta. Ménsor la abrió, viéndola llena de una luz celeste, y al fondo a la Virgen, sentada, sosteniendo al Niño, tal como él y sus compañeros la habían visto en sus visiones.
Volvió sobre sus pasos para contar a los otros lo que acababa de ver.
Entonces José salió de la gruta, acompañado por un viejo pastor, para ir a su encuentro. Los tres Reyes le dijeron con toda sencillez cómo habían venido para adorar al rey recién nacido de los judíos, cuya estrella habían visto, y para ofrecerle sus presentes. José los acogió muy afectuosamente, y el anciano pastor los acompañó hasta su séquito y los ayudó en sus arreglos, junto con otros pastores que se encontraban allí.
Ellos mismos se prepararon como para una ceremonia solemne.
Los vi ponerse unos grandes mantos, blancos con una cola que tocaba el suelo. Tenían un reflejo brillante, como si fueran de seda natural; eran muy hermosos y flotaban ligeramente a su alrededor. Eran estas las vestiduras ordinarias para las ceremonias religiosas. En la cintura llevaban unas bolsas y unas cajas de oro colgadas de cadenas, cubriendo todo esto con sus amplios mantos. Cada uno de los Reyes venía seguido por cuatro personas de su familia, además de algunos servidores de Ménsor que llevaban una mesa pequeña, una carpeta con flecos y otros objetos.
Los Reyes siguieron a San José, y al llegar bajo el alero que estaba delante de la gruta, cubrieron la mesa con la carpeta y cada uno de ellos puso encima las cajas de oro y los vasos que desprendieron de su cintura: eran los presentes que ofrecían entre todos.
Ménsor y los demás se quitaron las sandalias, y José abrió la puerta de la gruta. Dos jóvenes del séquito de Ménsor iban delante de él; tendieron una tela sobre el piso de la gruta, retirándose luego hacia atrás; otros dos los siguieron con la mesa, sobre la que estaban los presentes.
Una vez llegado delante de la Santísima Virgen, Ménsor los tomó, y poniendo una rodilla en tierra, los depositó respetuosamente a sus plantas. Detrás de Ménsor se hallaban los cuatro hombres de su familia que se inclinaban con humildad. Saír y Teóceno, con sus acompañantes, se habían quedado atrás, cerca de la entrada.
Cuando se adelantaron, estaban como ebrios de alegría y de emoción, e inundados por la luz que llenaba la gruta. Sin embargo, allí solo había una luz: la Luz del mundo.

Hans Thoman. Escultura de Madera. 1515-1520
Fuente: Wikicommons

María, apoyada sobre un brazo, se hallaba más bien recostada que sentada sobre una especie de alfombra, a la izquierda del Niño Jesús, el cual estaba acostado dentro de una gamella cubierta con una carpeta y colocada sobre una tarima, en el lugar en que había nacido; pero en el momento en que ellos entraron, la Santísima Virgen se sentó, se cubrió con su velo y tomó entre sus brazos al Niño Jesús, cubierto también por su amplio velo.
Ménsor se arrodilló, y colocando los presentes ante él, pronunció palabras conmovedoras rindiéndole homenaje, cruzando las manos sobre el pecho e inclinando su cabeza descubierta.
Entre tanto, María había desnudado el busto del Niño, el cual miraba con semblante amable desde el centro del velo en que se hallaba envuelto; su madre sostenía su cabecita con uno de sus brazos y lo rodeaba con el otro. Tenía sus manitas juntas sobre el pecho, y a menudo las tendía graciosamente a su alrededor.
¡Oh, qué felices se sentían de adorar al Niño Rey aquellos buenos hombres venidos de Oriente!
Viendo esto me decía a mí misma: «Sus corazones son puros y sin mancha, llenos de ternura y de inocencia como corazones de niños piadosos. No hay nada violento en ellos, y, sin embargo, están llenos de fuego y de amor. Yo estoy muerta, yo no soy ya más que un espíritu; de otro modo no podría ver esto, pues esto no existe ahora, y, sin embargo, existe ahora; pero no existe en el tiempo; en Dios no hay tiempo; en Dios todo es presente; yo estoy muerta, ya no soy más que un espíritu». Mientras me asaltaban aquellos pensamientos tan extraños, escuché una voz que me decía: «¿Qué te puede importar eso? Mira y adora al Señor, que es eterno y en quien todo es eterno».
Vi entonces a Ménsor que sacaba de una bolsa, colgada de su cintura, un puñado de pequeñas barras compactas, pesadas, del largo de un dedo, afiladas en la extremidad y brillantes como el oro; era su regalo, que colocó humildemente sobre las rodillas de la Santísima Virgen al lado del Niño Jesús. Ella lo tomó con un agradecimiento lleno de gracia y lo cubrió con un extremo de su manto. Ménsor dio aquellas pequeñas barras de oro, virgen porque era muy sincero y caritativo, y buscaba la verdad con un ardor constante e inquebrantable.
Domenico Ghirlandaio - Adoración de los magos

Domenico Ghirlandaio - Adoración de los magos.1488 

                  Fuente: Wikicommons



Después se retiró, retrocediendo con sus cuatro acompañantes, y Saír, el Rey cetrino, se adelantó con los suyos y se arrodilló con una profunda humildad, ofreciendo su presente con palabras conmovedoras. Era un vaso de oro para poner el incienso, lleno de pequeños granos resinosos, de color verdoso; lo puso sobre la mesa delante del Niño Jesús. Saír dio el incienso, porque era un hombre que se conformaba respetuosamente y desde el fondo de su corazón, a la voluntad de Dios y la seguía con amor. Se quedó largo rato arrodillado con un gran fervor antes de retirarse  […].
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Fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 2004.


martes, 4 de enero de 2022

530 aniversario de la conquista de Granada (efemérides)

 530 aniversario de la conquista de Granada (efemérides)


La rendición de Granada de Francisco Pradilla (1882).
Fuente: Wikicommons

Tras 10 años  de guerra, en 1491 los Reyes Católicos sitian Granada.

En noviembre de 1491, en el campamento real de la Vega, próximo a Santa Fe, se firman las capitulaciones sobre la rendición.

El 2 de enero de 1492, ante las murallas de Granada , el sultán  Boabdil III entrega las llaves de la ciudad a los soberanos católicos. 

Castilla y Aragón logran su hegemonía sobre  la península ibérica.  

Con ello, se recupera  la Hispania visigoda, el reino más potente de Europa, sucesora  de Roma en Hispania.


JKLM




lunes, 27 de diciembre de 2021

Heroísmo o victoria en Trafalgar (apunte)

 Heroísmo o victoria en Trafalgar (apunte)




Apunte de la obra:  «Estudios sobre Trafalgar: Tempestad, Marinos e Imperio » 

de Juan B. Lorenzo de Membiela


Reducir todo enfrentamiento a la simple disyuntiva de vencer o perder es crear un juicio incompleto que no recoge todos los matices, vivencias y he­chos sucedidos. No transmite, además, mensaje alguno que nutra la dimen­sión espiritual de la guerra como entidad moral. El heroísmo también se manifiesta en la derrota quizás con mayor énfasis, pues además del hecho bélico se suma la desolación espiritual.

En los tratados clásicos de guerra, la victoria se evaluaba por el número de prisioneros y cañones capturados. Es un elemento contable, instrumental, de su utilidad frente al enemigo.

Más allá del éxito de las estrategias diseñadas por los Estados Mayores, está la táctica del combate y, algo más allá, los hechos que comprometen al marino: su vida o su integridad corporal o psíquica. Diversas son las secue­las que pueden sufrir y muchas desconocidas y sufridas en la intimidad.

Algunos actos traspasan el límite del deber cruzando el velo de lo sopor­table. Sitúan al hombre, entonces, a merced de la fortuna, al capricho incon­sistente de los hados, que muchas veces son ingratos hasta el punto de pagar con traición los más insignes servicios y sacrificios.

Hablamos de generosidad y hablamos de entrega. No solamente en el fragor de la lucha, también ante una adversidad manifestada en sinuosas cromaticidades que atenazan el ánimo y, a veces, lo destruyen. Si la pri­mera puede producir la muerte física, la segunda puede causar la muerte espiritual.

Quienes soportan y superan estas duras condiciones reciben el calificativo de héroes.

Lo que perdura en el tiempo es la acción humana que alcanza lo su­blime. El acto heroico es el producto más valioso de cualquier contienda porque trasciende al tiempo y penetra el espíritu de las nuevas generaciones construyendo referentes de acción e invitando a la emulación ante la angus­tia de lo definitivo. No importa la victoria o la derrota.

En Trafalgar se produjeron muchas escenas que pueden calificarse de heroicas: por el peligro asumido, por la combatividad ante la superioridad enemiga, por la templanza tras largos días de adversidad… 

Diversas situa­ciones que colocaron al hombre al límite de sus capacidades que es más que el cumplimiento del deber exigido conforme a las ordenanzas.

Y, sin embargo, estos comportamientos no son extraños en la Armada. Ya lo escribió Macías Picavea cuando refiere a los marinos como mártires eternos del deber.


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viernes, 24 de diciembre de 2021

Nacimiento de Jesús ( relato de A.C. Emmerich)


Nacimiento de Jesús ( relato de A.C. Emmerich)


Período del relato: 24-25 de diciembre.

Año: Cero.

Lugar: Gruta de los pastores. Ciudad de Belén.

Hora de inicio del relato: Anochecer del 24 de diciembre.


El resplandor en torno a la Santísima Virgen se hacía cada vez mayor y ya no se veía la luz de la lámpara que había encendido José. La Santísima Virgen estaba vuelta al Oriente y arrodillada sobre su colcha de dormir, con su amplio vestido (blanco) suelto y extendido en torno a ella.

A las doce de la noche se quedó abstraída en oración; la vi elevarse sobre la Tierra de modo que podía verse el suelo debajo. Tenía las manos cruzadas sobre el pecho y en torno a ella seguía aumentando el resplandor. Todo estaba entrañablemente y jubilosamente agitado, incluso las cosas inanimadas, la roca del techo, las paredes, el techo y el suelo de la gruta estaba como viva dentro de aquella luz. Entonces ya no vi más el techo de la gruta, y una vía de luz se abrió entre María y lo más alto del Cielo con un resplandor cada vez más alto.

En esta vía de luz apareció un maravilloso movimiento de glorias que se acercaban perceptiblemente en forma de coros de espíritus celestiales.

Pero la Santísima Virgen, que levitaba en éxtasis, rezaba ahora mirando hacia abajo, al suelo, a su Dios en cuya madre se había convertido, que yacía ante ella en el suelo como un fragil recién nacido.

Gruta de Belen. Fuente: Pixabay. Licencia CCO


Vi a Nuestro Salvador como un niño muy pequeño y brillante cuya luz sobrepasaba la del resplandor circundante, acostado en la manta delante de las rodillas de la Santísima Virgen. Para mí era como si fuera muy pequeñito y se fuera haciendo más grande ante mis ojos. Pero todo esto solo era un movimiento del otro resplandor tan grande, que no puedo decir con seguridad cómo lo he visto.

La Santísima Virgen estuvo así extasiada todavía un rato y vi que le puso al niño un paño, pero no lo tomó en brazos ni lo levantó. Al cabo de un largo rato vi que el niño rebullía y lo oí llorar, y entonces fue como si María volviera en sí: levantó al niñito de la alfombra y lo envolvió en el pañal que le había puesto encima y lo sostuvo en brazos junto a su pecho. Luego se sentó y envolvió completamente al niño en su velo: creo que María daba de mamar al Salvador. Entonces vi en torno a ella a ángeles de figura totalmente humana adorandolo  con el rostro en el suelo.

Ya habría pasado más de una hora desde el nacimiento cuando María llamó a José, que todavía estaba en oración. Cuando se acercó, se postró sobre su rostro con fervor, alegría y humidad, y solo se levantó cuando María le pidió varias veces que lo apretara contra su corazón y diera gracias alegremente por el sagrado regalo del Altísimo. Entonces José se incorporó, recibió en sus brazos al niño Jesús y alabó a Dios con lágrimas de gozo.

Entonces la Santísima Virgen envolvió al niño en pañales. En este momento no recuerdo la forma de envolverlo en pañales, sólo sé que uno era rojo, y sobre él una envoltura blanca hasta debajo de los bracitos y otro pañalito más por arriba hasta la cabecita. María solamente tenía cuatro pañales.


Luego vi a María y José sentados en el suelo desnudo con las piernas cruzadas uno junto a otro. No hablaban y parecían sumidos en contemplación. Sobre la alfombra delante de María yacía envuelto como un bebé, Jesús recién nacido, hermoso y radiante como un relámpago.

¡Ay!, pensé, este lugar contiene la salvación del mundo entero y nadie tiene ni la menor idea.

A continuación pusieron al niño en el pesebre, que estaba lleno de juncos y hierbas finas y revestido con una manta que colgaba por los costados. El pesebre estaba encima del abrevadero de piedra que había a la derecha de la entrada de la cueva, donde ésta se ensanchaba hacia mediodía.

Esta parte de la cueva estaba más honda que donde nació Jesús, y el suelo estaba desgastado escalonadamente.

Cuando pusieron al niño en el pesebre, los dos se quedaron de pie a su lado cantando himnos entre lágrimas de alegría.

José puso entonces el lecho y el asiento de la Santísima Virgen al lado del pesebre. Antes y después de nacer Jesús, siempre vi a la Santísima Virgen velada y completamente vestida de blanco. Durante los primeros días la he visto allí, sentada, de rodillas, de pie e incluso adormecida , envuelta y tendida de costado, pero de ningún modo enferma o agotada.

Cuando nació Jesús, vi que los pastores asustados por el aspecto insólito de esa noche maravillosa, estaban de pié delante de sus cabañas, miraban en derredor suyo y consideraban con asombro una luz extraordinaria sobre la gruta del pesebre. Al principio los pastores estaban atemorizados, pero un ángel apareció delante de ellos y les dijo: “No temáis, porque vengo a anunciaros una gran nueva que causará gozo a todo el pueblo de Israel.

 Hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, que es el Cristo, el Señor. Lo conocerán por éste signo: Hallaréis al Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

 Mientras el ángel anunciaba esto, el esplendor crecía más y más en torno suyo y yo vi cinco o siete figuras de ángeles muy bellas y luminosas. Tenían en sus manos como una larga banderita en la cual había algo escrito con letras grandes como la mano y los oí alabar a Dios y cantar: “Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”. 

No vi que los pastores fuesen inmediatamente a la gruta del Pesebre, de la cual distaba más de una legua; sino que los vi deliberar sobre lo que le llevarían al recién nacido y preparar sus presentes con la posible presteza. Ya en la aurora, se dirigieron al pesebre.”


Ana Catalina Emmerich (1774-1824), beatificada por S. Juan Pablo II en 2004.

Aclaración:

Esta narración de Ana Catalina Emmerich corresponde a visiones personales que ella testimonia haber tenido. En la Iglesia estas son llamadas “revelaciones privadas” que según se señala en el Catecismo de la Iglesia Católica… “no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.” (Catecismo N° 67)


Fuente: Autores Católicos. Revelaciones de Sor Ana Catalina Emmerich.
Mística alemana 1774-1824.
Religiosa agustina .

Fue exclaustrada a la fuerza por la invasión napoleónica.

Sus revelaciones místicas eran tan detalladas que ayudaron a descubrir la casa de la Virgen en Efeso.

lunes, 6 de diciembre de 2021

6 de diciembre de 2021 Dia de la Constitución de España

 

6 de diciembre de 2021 Dia de la Constitución de España

 6 de diciembre de 2021 Dia de la Constitución de España (1978-2021)


                                                      Fuente: Pixabay. Licencia CCO