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jueves, 16 de enero de 2020

La ley de Parkinson y el infinito burocrático (micro-ensayo)


La ley de Parkinson y el infinito burocrático (micro-ensayo)


por



Juan B. Lorenzo de Membiela
Doctor por la Universidad de Valencia 
Las tecnologias informaticas aplicadas a la gestion no han supuesto un cambio de paradigma, es mas, en muchas ocasiones  han producido nuevos procedimientos de organización a los ya existentes colapsando oficinas ante la insuficiencia del elemento humano. Deficiente diseño, deficiente ritmo, 
Se produce un desplazamiento llamativo y distorsionador: del ciudadano como centro de la gestion pública  se ha pasado a la tecnología como fin esencial que entorpece la agilidad y accesibilidad. 

Hablamos de techos de cristal para aquellas personas que no poseen habilidades informáticas y que  se ven obligados a pagar servicios de terceros lo que adultera el fin social  de toda Administración como previene la Constitución.
Más agilidad, mejores diseños informáticos , más accesibilidad y mantenimiento de procedimientos manuales y personales  para todas las personas  porque no todos sabemos operar con los desafíos de la revolución digital y más si están mal planteados, sin ponderar la insuficiencia de habilidades tecnológicas. 
La Administración no puede permitirse el lujo de adoptar estrategias de empresas privadas porque su elemento subjetivo abarca a todas las personas de cualquier edad y preparación.





La Ley de Parkinson o Ley de la pirámide ascendente fue formulada por vez primera en el diario «The Economist», en 1955. Publicada por Cyril Northcote Parkinson, catedrático de historia en la Universidad de Malaya, bajo el título «La Ley de Parkinson y otros ensayos» [1] en Londres en 1957. 
Condensa las experiencias obtenidas en dos organismos militares británicos, aire y armada, durante varios años. Observó cómo el número de empleados del Almirantazgo y del Ministerio de Colonias aumentó en proporción directa a la reducción del número de unidades de la Armada británica y al proceso de desaparición del Imperio. 
Entre los años 1914 y 1928 la Armada británica aumentó su escala auxiliar un 78% y sus oficiales en tierra y administrativos un 40%, aunque el total de personal descendió un 32% disminuyendo un 68% el número de buques de guerra en servicio. 


Fuente: Pixabay. Licencia CC0

Los hechos de la obra de Parkinson abarcan un amplio periodo temporal y comprende también el que provocó el martes negro de 1929. Por ello la idoneidad de referirse a la misma. 
Ello demuestra que nos encontramos con un fenómeno sociológico, más allá de las crisis, bélicas o financieras, regímenes políticos o estructuras administrativas o empresariales. 
Cuando Northcote Parkinson estuvo en el ejército como oficial de Estado Mayor de la Royal Air Force, recuerda: 

«Éramos unos setenta en mi unidad. 

Para decir verdad, ninguno de nosotros hizo mucho por ganar la guerra. 

(…)Mandaba nuestra unidad un comodoro. 

Por debajo de él había un coronel. Por bajo del coronel, un capitán de Fragata. Luego venía yo: el mayor (…). 

Por una serie de circunstancias, el comodoro cayó enfermo, el coronel fue trasladado y el capitán de fragata se marchó. 
Y quedé yo (…). 

De repente me di cuenta de que el trabajo resultaba diez veces más sencillo cuando todo el mundo estaba fuera. 

No había nadie que me corrigiera mi gramática y, por supuesto, nada de reuniones. 
Nada de papeleo (…)». 

Hoy es una ley y una serie de principios postergados, relegados como simple sarcasmo burocrático, sobre todo, para autores de influencia norteamericana (Chiavenato, 2006:266)[2] y españoles (Morales, 2004:104). 
Sin embargo, tuvo incidencia en España en el ámbito de la función pública de los años cincuenta, muy sensibilizada con temas de gerencia. 
El catedrático Villar Palasí la califica de «jocosa pero realmente inexorable» (1965, 85)205. 
No debe olvidarse que fue respaldada por varios autores, entre algunos, por el especialista danés en ciencia de la Administración Poul Meyer; el alemán, nacionalizado estadounidense, Fritz Morstein Marx y el polaco, residente en Francia, Georges Langrod. 

Causó conmoción en el campo de la economía y del derecho de la Administración Pública a nivel mundial. 

Aún la tiene para algunos economistas, referentes obligados en la teoría de la administración contemporánea, como Henry Minztberg (2002:275)[3] aunque en aspectos muy determinados tales como el crecimiento de las organizaciones. 

A pesar de ello, la Ley de Parkinson obedece a la práctica, a lo vivido. No son resultados de elucubraciones teóricas, y solamente, por ello, merece una atenta lectura. 

El catedrático Jordana de Pozas, publicó en «Documentación Administrativa» en 1959 algunos principios que integran esta Ley. Son completados con anotaciones de otros profesores (cfr. : Fernández, 1964, 84). 

La Ley de Parkinson dice: Un trabajo se expande hasta ocupar todo el tiempo disponible para su realización. Es decir, cuanto más tiempo se tiene para ejecutar una actividad, más tiempo se tomará para realizarla. 

Los principios de la ley son los siguientes: 

1.   Un directivo desea siempre multiplicar el número de sus subordinados, pero nunca el de sus rivales. Y ello para darse más importancia dentro de la organización. 

2. Los trabajadores se crean trabajo recíprocamente, sin utilidad. Es decir, la proliferación de subordinados innecesarios produce, como consecuencia, una generación de actividades igualmente innecesarias. 

3.     Un jefe inventa siempre trabajo para sus subordinados.

4.    No existe ninguna relación, o muy escasa, entre el trabajo que ha de realizarse y el número de empleados al que ha de encomendarse. 

5.  Siete hombres son capaces de causar a su jefe más trabajo que el que tenía cuando solía hacerlo él solo.  

6.     El tiempo utilizado en la discusión de cada asunto de una agenda está en razón inversa a la importancia del asunto en discusión. 

7.  La perfección de la estructura de la empresa solamente se alcanza cuando la institución está a punto de colapsar. 

8.  Las organizaciones son imperfectas y sus objetivos solamente se alcanzan muy tardíamente cuando ya son obsoletos. 

9.     Si el jefe de la organización no es uno de los mejores tratará de rodearse de empleados que sean peores que él, y a su vez, ellos, tratarán de tener subordinados que sean peores que todos. 

10.  Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos.

Uno de los puntos más controvertidos es aquel referido al crecimiento constante de la administración o empresa: con independencia del volumen de trabajo, el personal de una gran empresa aumenta en un porcentaje que varía entre el 5, 17% y el 6, 56% al año. 
La obra de Parkinson causó numerosos estudios, entre ellos, el de Mason Haire en 1959, el de McWhinney en 1965 y los de Blau y Schoenherr en 1971. 

Fue Rushing, quien en 1968 descubrió que el crecimiento de las organizaciones afectaba a dos componentes distintos: el personal directivo disminuía mientras que el administrativo aumentaba. Ello obedecía al incremento de la especialización en la empresa. 
Otra cosa es si se alcanza de este modo eficiencia o no. Para Blau y Schoenherr siempre se aumenta o en el peor de los casos, se mantiene. Pero sin duda, un exceso de aparato administrativo será  inasumible pues nada puede sostenerse sobre un crecimiento    infinito (Mintzberg, 2002:279)[4]. 

Otra cosa será si la eficiencia es, hoy, el culmen de cualquier gestión. Peter Senge, por ejemplo, la califica como algo superficial (Senge, 2008)[5]



Esta descripción de la realidad no es resultado de cálculos estadísticos sino de una reflexión sobre unos hechos constatados a lo largo de una vida. La riqueza de sus contenidos y aplicaciones practicas positivas están fuera de toda duda. No analizarlas, prescindir de ellas, es negar  verdades que claman ser descubiertas y es procurar eficiencia que nunca sobra.



[1]  Parkinson, Cyril Northcote, (1961): «La ley de Parkinson y otros ensayos», Barcelona: Ariel. 

[2]  Chiavenato, I. , (2006), «Introducción a la teoría general de la administración», 7ª edic. , McGraw Hill: México.  205  Villar Palasí, J. L. , (1965): «La clasificación de los puestos de trabajo», Documentacion Administrativa, 85. 

[3]  Minztberg, H. , (2002): «La estructuración de las organizaciones», Barcelona: Ariel Economía. 

[4]  Minztberg, H. , (2002): «La estructuración de las organizaciones», Barcelona: Ariel Economía. 

[5]  Senge, P. , (2008), «La danza del cambio», Barcelona: Gestión 2000. 

miércoles, 15 de enero de 2020

EE.UU. y China firman la 'fase uno' de su nuevo acuerdo comercial.

EE.UU. y China firman la 'fase uno' de su nuevo acuerdo comercial.


Donald Trump ha afirmado que EE.UU. levantará las barreras arancelarias contra las importaciones chinas si las partes conciertan la segunda fase del acuerdo.




Este miércoles, representantes de China y EE.UU. han firmado la 'fase uno' del acuerdo comercial entre los dos países.

En una comparecencia en la Casa Blanca, Donald Trump ha descrito el proceso de negociaciones como "complejo" y "realmente duro", al tiempo que ha expresado su deseo de visitar China en un futuro "no muy lejano".

"Durante décadas, los trabajadores, agricultores, ganaderos, fabricantes e innovadores estadounidenses se han visto afectados por el comercio injusto con China. […] Desde que China se unió a la Organización Mundial del Comercio hace dos décadas, hemos acumulado casi cinco billones de dólares —espero que el viceprimer ministro no esté escuchando esto— en los déficits comerciales", ha afirmado Trump. Asimismo, ha declarado que EE.UU. levantará las barreras arancelarias contra las importaciones chinas si las partes conciertan la segunda fase del acuerdo.

Según ha anunciado el inquilino de la Casa Blanca, Pekín se compromete a gastar en dos años 75.000 millones de dólares en mercancías industriales, 50.000 en productos agrícolas, 50.000 millones de dólares en energía y 40.000-50.000 millones de dólares en servicios, incluidos los servicios bancarios y financieros.

El representante de Comercio de EE.UU., Robert Lighthizer, ha aclarado que el tratado entrará en vigor dentro de un mes.

Por su parte, el vicepresidente Mike Pence ha afirmado que aunque "las diferencias se conservarán" entre las dos naciones, el paso marca "el inicio de un nuevo capítulo".
"Bueno para todo el mundo"

A su vez, Liu He ha leído una carta del presidente chino, Xi Jinping, en la que felicita a Trump por la firma del tratado.

Fuente: RT

martes, 14 de enero de 2020

Inauguración del monumento a los Héroes de Baler en Madrid (actualidad)

Inauguración del monumento a los Héroes de Baler en Madrid (actualidad)

13 enero 2020
Fuente:Esmadrid

La plaza del Conde del Valle de Súchil, al comienzo de los jardines del Almirante Pascual Cervera, en Chamberí, acoge esta gran escultura que rinde homenaje al destacamento español conocido como “los últimos de Filipinas”, que entre julio de 1898 y junio de 1899 fue asediado por tropas filipinas en una iglesia del pueblo de Baler, en la isla de Luzón.
El monumento es obra del escultor Salvador Amaya, creado a partir de un boceto del pintor Augusto Ferrer Dalmau. En él se representa al Teniente Saturnino Martín Castillo empuñando un arma y en actitud vigilante. La pieza de bronce y de unos tres metros de altura se alza sobre un pedestal en el que se puede leer una inscripción con la fecha de la efeméride, los nombres de los cincuenta y cuatro soldados que resistieron el sitio y palabras en su recuerdo. 
En su conjunto mide más de seis metros y pesa más de una tonelada.
El monumento, que fue impulsado por la Fundación Museo del Ejército y donado al Ayuntamiento de Madrid, se inauguró el 13 de enero de 2020, con motivo del 120º aniversario de este hecho histórico.

Fuente: Esmadrid

lunes, 13 de enero de 2020

Aspectos tributarios de España en «Estudios sobre Trafalgar: Tempestad, Marinos e Imperio »

Aspectos tributarios de España en «Estudios sobre Trafalgar: Tempestad, Marinos e Imperio »


Apuntes breves de «Estudios sobre Trafalgar: Tempestad, Marinos e Imperio»


de Juan B. Lorenzo de Membiela



  • Tapa blanda: 232 páginas
  • Editor: Punto Rojo Libros S.L.; Edición: 1 (3 de mayo de 2019)
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8417907610
  • ISBN-13: 978-8417907617












 […] El conflicto armado que originó dicha opción, la guerra de Sucesión, concluyó mediante los Tratados de Utrecht firmados entre 1713 y 1715. Arrebató a España de, prácticamente, todas sus posesiones en Europa obligándola a abrir sus puertos al comercio de Inglaterra, nación que fue la ganadora de la contienda.

Tras Utrecht, Inglaterra y Francia quedaron como naciones preponderantes en perjuicio de España y Holanda.

La Casa de Borbón instaurada en el trono de España no adoptó una política rupturista con Carlos II. Prosiguió con las reformas emprendidas reduciendo el gasto público e incremento de los ingresos. Pero se necesitaban cambios más profundos y radicales en diferentes áreas:


I. En el ámbito tributario

Los Decretos de Nueva Planta dictados entre 1707 a 1716 intentaron abolir el principio aeque principaliter, por la que los reinos agregados a la monarquía hispánica mantenían sus propios fueros, lo que justificaba la existencia de aduanas y una tributación independiente, en cualquier caso, no subordinada a la Corona.

El sistema impositivo castellano es rechazado por Felipe V por anacrónico y perturbador. Conforme a Desdevises du Dezert comprendían los siguientes tributos:

1. Patrimonio real y derechos patrimoniales: rentas de los bienes propios de la Corona, derechos feudales del rey en distintas localidades, entre
otros.

2. Rentas eclesiásticas que gravaban al clero: tercias reales, la bula de la Santa Cruzada, el subsidio ordinario de galeras, el subsidio del excusado, media anata y la mesada eclesiástica, las regalías, los espolios, etc.

3. Impuestos pagados por la nobleza: lanzas y media anata.

4. Rentas provinciales que gravaban a las 22 provincias de la Corona de Castilla: alcabalas, cientos, millones, renta del viento; fiel medidor, quinto y millón de la nieve; servicio ordinario y extraordinario, renta de la sosa y borrilla, etc.

5. Rentas generales: Aplicadas a todo el reino salvo a las Vascongadas y Navarra que eran francas.

6. Rentas estancadas o monopolios, como tabaco, sal, papel sellado, etc., y las llamadas siete rentillas aplicadas a ciertos minerales.

7. Rentas diversas: correos y postas, entre otros.

8. Rentas especiales de determinadas provincias: Pagadas por las pertenecientes a la Corona de Aragón cuyo régimen tributario era más suave que el de Castilla; Vascongadas y Navarra que se administraban por sí mismas.

9. Rentas de las Indias integradas por los productos de monopolio, cruzadas, subsidio, acuñación de moneda, almojarifazgos de la entrada y salida de puertos, alcabalas, etc.

Se intento adaptar el sistema francés, más uniforme y coherente. Encomendó esta función a Jean Orry con resultados distintos.

Por un lado, la Nueva Planta impuso a los reinos de la Corona de Aragón una carga impositiva similar a la soportada por Castilla por las llamadas rentas provinciales. 

Tuvo diversas denominaciones según el territorio: En Cataluña se llamó catastro y se aplicó desde 1715; en Valencia equivalente, vigente desde 1716; en Mallorca la talla; contribución real o única contribución en el resto de la Corona de Aragón.

Por otro, se intentó racionalizar el amplio abanico impositivo de Castilla.

No fue posible su modificación hasta el s. xix.

No obstante, Felipe V abolió las aduanas interiores entre Castilla y territorios vecinos en 1717 aunque mantuvo las de Vascongadas, algunos almojarifazgos en Andalucía y derechos de peaje en otras localidades  […] .


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