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lunes, 20 de enero de 2020

Heroísmo o victoria en Trafalgar (apunte)

Heroísmo o victoria en Trafalgar (apunte)

Breves apuntes de la obra:  «Estudios sobre Trafalgar: Tempestad, Marinos e Imperio » de Juan B. Lorenzo de Membiela



Reducir todo enfrentamiento a la simple disyuntiva de vencer o perder es crear un juicio incompleto que no recoge todos los matices, vivencias y he­chos sucedidos. No transmite, además, mensaje alguno que nutra la dimen­sión espiritual de la guerra como entidad moral. El heroísmo también se manifiesta en la derrota quizás con mayor énfasis, pues además del hecho bélico se suma la desolación espiritual.

En los tratados clásicos de guerra, la victoria se evaluaba por el número de prisioneros y cañones capturados. Es un elemento contable, instrumental, de su utilidad frente al enemigo.

Más allá del éxito de las estrategias diseñadas por los Estados Mayores, está la táctica del combate y, algo más allá, los hechos que comprometen al marino: su vida o su integridad corporal o psíquica. Diversas son las secue­las que pueden sufrir y muchas desconocidas y sufridas en la intimidad.



Algunos actos traspasan el límite del deber cruzando el velo de lo sopor­table. Sitúan al hombre, entonces, a merced de la fortuna, al capricho incon­sistente de los hados, que muchas veces son ingratos hasta el punto de pagar con traición los más insignes servicios y sacrificios.

Hablamos de generosidad y hablamos de entrega. No solamente en el fragor de la lucha, también ante una adversidad manifestada en sinuosas cromaticidades que atenazan el ánimo y, a veces, lo destruyen. Si la pri­mera puede producir la muerte física, la segunda puede causar la muerte espiritual.

Quienes soportan y superan estas duras condiciones reciben el calificativo de héroes.

Lo que perdura en el tiempo es la acción humana que alcanza lo su­blime. El acto heroico es el producto más valioso de cualquier contienda porque trasciende al tiempo y penetra el espíritu de las nuevas generaciones construyendo referentes de acción e invitando a la emulación ante la angus­tia de lo definitivo. No importa la victoria o la derrota.

En Trafalgar se produjeron muchas escenas que pueden calificarse de heroicas: por el peligro asumido, por la combatividad ante la superioridad enemiga, por la templanza tras largos días de adversidad… 

Diversas situa­ciones que colocaron al hombre al límite de sus capacidades que es más que el cumplimiento del deber exigido conforme a las ordenanzas.

Y, sin embargo, estos comportamientos no son extraños en la Armada. Ya lo escribió Macías Picavea cuando refiere a los marinos como mártires eternos del deber.

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