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sábado, 22 de noviembre de 2025

50 años de monarquía parlamentaria en España ( conmemoración)

 50 años de monarquía parlamentaria en España ( conmemoración)


Felicitar al rey Don Felipe y al rey padre Don Juan Carlos, por este aniversario que podemos celebrar con satisfacción.

Han sido muchas las vivencias que hemos presenciado durante esta media centuria, algunas delicadas, otras comprometidas, muchas ejemplares, pero sean cuales hayan sido las vicisitudes, todas han superado las esperanzas que hemos depositado en la Corona.

La entrega del rey Felipe para lograr un adecuado funcionamiento de la institución ha sido encomiable. También lo ha sido el sacrificio de Don Juan Carlos, que no lo tenemos con nosotros porque los tiempos no saben reconocer y recompensar tanta generosidad.

50 años de monarquía y 50 años de democracia fraguan un material sólido, conmixtión profunda y reveladora de una función: la monarquía garantiza la democracia y aposenta una estabilidad política necesaria para la prosperidad de toda la nación. 

Al fin y al cabo, la democracia en España vino de la decisión de D. Juan Carlos, aunque la calidad democrática del país depende de la calidad de los políticos que ostentan el poder. A ellos corresponde garantizar una convivencia en libertad y en justicia  sin caer en los excesos del poder absoluto que produce tiranía.

La tiranía no es monarquía parlamentaria  y solo  degeneración de la democracia.



Juan Lorenzo  de Membiela



lunes, 17 de noviembre de 2025

Expediciones españolas contra Inglaterra y el clima (apunte)

 

Expediciones españolas contra Inglaterra y el  clima (apunte) 

Juan B. Lorenzo de Membiela 

A lo largo de los siglos, España protagonizó diversas expediciones ofensivas contra Inglaterra. En 1373, en plena Guerra de los Cien Años y como aliada de Francia, el almirante mayor Sánchez de Tovar recibió la orden de dirigirse a Inglaterra al mando de 15 galeras, atacando la isla de Wight y otras posiciones en el sur (Cervera, 1950)

En 1377, volvió a zarpar con 13 galeras y 5.000 hombres, asaltando puertos del litoral inglés como Dartmouth, Folkestone, Portsmouth, Plymouth y Rye. Según Cervera (1950), aprovecharon la coyuntura facilitada por la incursión marítima para arrasar la isla de Wight, Hastings y Poole.

En 1380, Sánchez de Tovar reunió en Sevilla una flota de 20 galeras. Junto a los franceses, emprendió una expedición invasiva contra Inglaterra: incendiaron la fortificación de Winchelsea, en Sussex, y penetraron en el estuario del Támesis por North Foreland, avanzando hasta Gravesend, apenas  a 35 kilómetros de Londres (Martínez-Valverde, 1962). El objetivo era sembrar el pánico y frenar los apetitos piráticos contra barcos españoles , y lo lograron antes de regresar a España.

Obra: « La Invencible» . Gartner de la Peña, 1892.


En 1404, Pedro Niño Laso de la Vega, capitán del rey Enrique III el Doliente, respondió a la piratería inglesa en el canal de la Mancha con una audaz incursión en la bahía de Plymouth. Desembarcó en la isla de Portland y derrotó a las tropas inglesas. 

Martínez-Valverde (1962) indica que entre los siglos XIV y XV se produjeron al menos seis desembarcos más.

Diversos estudios, como el de Olesa Muñido (1998), apuntan a un fenómeno climático que alteró el Atlántico Norte. Groenlandia quedó despoblada y un frío intenso transformó la naturaleza de unos mares que exigían embarcaciones más robustas.

La población no comprendía la causa de estos cambios. 

En Alemania, en la ciudad de Wiesensteig, decenas de mujeres fueron quemadas acusadas de brujería. 

En Francia e Inglaterra, entre 1587 y 1588, el clima se tornó gélido y se multiplicaron las ejecuciones por sospechas de hechicería (Behringer, 1999).

José Segovia (2005) recuerda cómo pintores como Hendrick Avercamp o Pieter Brueghel el Viejo plasmaron en sus lienzos el rigor del invierno en las ciudades holandesas.

Los expertos atribuyen este enfriamiento a erupciones volcánicas en Oceanía y América, sumadas a una disminución de la actividad solar (Fagan, 2000).

Como dijo Felipe II: «Yo no envié mis naves a luchar contra los elementos». Pero los elementos se rebelaron contra la Empresa de Inglaterra de 1588 , impidiendo que las tropas de Alexander de Parma invadiesen Inglaterra .



Referencias

  • Behringer, W. (1999). Climate and Witch-Hunting: The Impact of the Little Ice Age on Mentalities. Climatic Change, 43(1), 335–351.
  • Cervera, J. (1950). Historia marítima española. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica.
  • Fagan, B. (2000). The Little Ice Age: How Climate Made History 1300–1850. New York: Basic Books.
  • Martínez-Valverde, C. (1962). La marina española en la Edad Media. Madrid: Instituto Histórico de Marina.
  • Olesa Muñido, J. (1998). Clima y sociedad en la Europa moderna. Barcelona: Ariel.
  • Segovia, J. (2005). Arte y clima: la representación del invierno en la pintura flamenca. Revista de Historia del Arte, 12(3), 45–67.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Non cogito, ergo fruor

Non cogito, ergo fruor

 

Juan B. Lorenzo de Membiela

 

Fuente: Wikicommons

En la festividad de Todos los Santos que hemos celebrado, vemos los cambios continuos en una sociedad, la evolución de sus creencias hacia algo distinto y desconocido.

Del recogimiento y reflexión que de siempre se ha tenido ante la muerte y la finitud de la vida, se ha pasado a la fiesta y al disfraz callejero entre risas, copas y bailes.

Es una transformación importante en términos cualitativos que habla mucho de la conciencia que el hombre tiene de sí mismo.

Se ha pasado de lo trascendente de la vida, de la potencialidad vital que genera historia y sabiduría, a la irrelevancia radical que produce jolgorio y broma, truco o trato, que lo mismo da.

Nos encontramos ante un hombre al que no le gusta pensar, le molesta el análisis de su circunstancia vital y rehúye de todo lo complejo. Se ha roto el entimema de Descartes, «cogito, ergo sum» (pienso, luego existo), a otro distinto: non cogito, ergo fruor (no pienso, luego disfruto). Se ha sustituido la razón que genera valor y construye por un nihilismo que vacía de sustancia todos los valores y que conduce a una tiranía amoral que provoca destrucción.

Si no pensamos, no puede existir dignidad y, sin dignidad, no puede hablarse de moralidad.

Hubo tiempos en donde ese atributo del hombre, fruto del cristianismo, impidió que fuera asimilado a una cosa y tratado como tal.

En algunos periodos de la historia de Roma, por ejemplo, puede constatarse un extenso repertorio de hechos de lo que suponía ser cosa o esclavo, es decir, ser intrascendente, en donde la línea vida o muerte no se encontraba totalmente definida porque nada importaba.

Si la vida no tiene otro objeto ni supone otra trascendencia que la de ser un ente orgánico sometido a obsolescencia temporal, el hombre se convierte en irrelevante y, por ello, en un mero accidente biológico.

Todos los Santos es el día en el que se celebra la memoria de aquellos que vivieron en la dignidad de la esperanza y ello bien merece un recogimiento y una reflexión sobre lo importante de ser hombre en unos tiempos descarnados de todo lo espiritual.

No son tiempos de disfraces,  maquillajes y correrías nocturnas; nunca lo fueron en España y en todo lo español, quizás por ese sentimiento trágico de nuestra historia .