Napoleón, Fernando
VII y la Constitución de 1812 (micro-ensayo)
por
Juan B Lorenzo de Membiela
Mucho
se ha escrito sobre SMC Fernando VII y todo malo. Tanta coincidencia de
padeceres, sin embargo, no me dice nada
y me convence menos.
No suelo guiarme por unanimidades para formar
opiniones. Y por muchos motivos: unos, porque
la unanimidad es resultado frecuente de la complacencia. Otros, porque el mimetismo
evita discrepancias siempre inoportunas: la inacción no aportará nada positivo
pero evita el estigma de la disidencia.
El
reinado de Fernando VII se encuentra estrechamente vinculado a las tramas
e intrigas palaciegas que
concurrían bajo el reinado de SMC Carlos
IV y la reina Maria Luisa que, sin duda,
motivaron un carácter reservado y desconfiado.
Tambien
el contexto histórico de su reinado, tanto nacional como extranjero.
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Palacio de Aranjuez. Fuente: Pixabay. Licencia CC0 |
Fue
testigo de una crisis sistémica como jamás habían visto sus antepasados. Toda la estructura de la monarquía
absolutista - la que hasta entonces
existía en los países occidentales- se tambaleó en España y en Europa con nuevas ideas que
otorgaban más derechos y libertades a los ciudadanos en detrimento de las
clases dirigentes. Y, sobre todo, cuestionaban el carácter divino de la
majestad sometiendo al rey a un pacto con su
pueblo bajo la forma de monarquía parlamentaria.
Hoy
es normal verificar estas formas políticas. Hace 200 años la mentalidad era otra y los
acontecimientos que la hicieron surgir, particularmente en Francia, generaban espanto en una sociedad
española en donde las instituciones tenían carácter secular. Y
en donde el transcurso del tiempo había forjado costumbres centenarias.
Sin
duda, ante el caos moral, político e institucional, solamente cabía una forma para no dejarse
atropellar por los acontecimientos y era asumir una flexibilidad y capacidad de
adaptación acorde con las
circunstancias que prevalecían en cada momento sin sujeción a antecedentes. La
palabra más precisa para definir este modo de actuar no es otra que supervivencia.
1. Sucesos
extranjeros que amenazan la armonía institucional y social imperante en esos momentos en España.
La
fuerza de las ideas y la personificación feroz que adoptaron dejó estupefacta
al resto de Europa. Más en España en donde seguían vigentes los « Pactos de Familia » entre ambas
monarquías borbónicas.
Las
ideas enciclopedistas francesas culminan con la revolución de 1789. El rey Luis
XVI es guillotinado y el país se sume en la barbarie del terror a manos del sector más radical de
los jacobinos junto a los « sans-culottes » desde junio de 1793 a julio de
1794. Ejecuciones sumarias contra todo vestigio de antiguo régimen, sea por
complicidades explícitas, sea por delaciones anónimas casi nunca justificadas,
siempre indebidamente fundamentadas.
Las
purgas indiscriminadas se intensificaron desde mayo a
julio de 1794, lapso temporal llamado « Le grand terreur » a manos de los Comités de salvación pública.
Sí,
se promulgaron los derechos del hombre y
los principios de libertad, igualdad y fraternidad, pero esta declaración de
principios se agotaron en su propia redacción sin traspasar al terreno de la práctica. Más bien constituyeron
excusas propiciatorias que alentaron la barbarie. 74.000 personas fueron
guillotinadas
incluyendo al estamento clerical .
Es la pugna contante entre la sinceridad
política y el oportunismo personalista que siempre produce una igualdad de mínima excelencia como todo lo
que procede de la devastación.
El
golpe de estado de 4 de septiembre de 1794 instituye el Directorio, nueva forma
de gobierno, que produce una reacción contra
los excesos cometidos. Se publicó la Constitución
de 1795 que derogó la de 1791 de corte represivo, moderando la radicalización
alcanzada. En 1799 ante la inestabilidad política, Napoleón Bonaparte ejecuta
un golpe de estado por el que es nombrado
primer cónsul de la República.
Desde la proclamación de la República, la
constitución de la Convención, siguiendo con el Directorio, el Consulado y por
último, la proclamación del Imperio,
Francia se enfrenta a toda Europa derrotando a los ejércitos de las
potencias extranjeras.
La
causa de esta hostilidad fue la ejecución de Luis XVI que provoca la primera de
siete coaliciones con distintas monarquías europeas.
En
la primera, España, Inglaterra, Prusia,
Piamonte y Austria declaran la guerra a
la Francia revolucionaria en 1793.
En
España los franceses conquistan el norte
de Cataluña tomando Figueras y entran en las vascongadas ocupando
las plazas de San Sebastián, Bilbao y Vitoria y conquista de Navarra.
La
paz de Basilea de 1795 cierra el
conflicto con Francia, cediendo parte de la isla de Santo Domingo y los
territorios de Luisiana en EEUU.
Inglaterra
queda aislada en la lucha contra los
revolucionarios franceses y ante la paz entre España y Francia. Sumado el Tratado de S. Ildefonso de 1796 por el que España se alía con Francia si ésta
fuese atacada por Inglaterra, causa el combate
del cabo de San Vicente
(Portugal) el 14 de febrero de 1797.
La
batalla del cabo de San Vicente fue el primer aviso serio de la descomposición
del poderío naval español y del militar en general. 25 navíos españoles fueron vencidos por 15 ingleses en
una derrota difícilmente comprensible.
Seguida
por otra, la de Trafalgar en octubre de
1805, consecuencia de actos de piratería inglesa contra la flota española del Río de la Plata. Por el Tratado
de S. Ildefonso, Francia está coaligada junto a España y de ahí que ambas
armadas se enfrentaran contra la inglesa y en particular que la armada española
se encuentre bajo las órdenes de la francesa.
En
1795 Francia se anexiona los Países Bajos (actual Bélgica) y la Renania junto a las Provincias Unidas.
Entre 1796 y 1797 logra la rendición del Piamonte, los estados Pontificios y Austria.
En 1800 Austria es de nuevo vencida. En 1805 se anexiona Génova. Vence
al ejército austro-ruso en la guerra de los tres emperadores, en Austerlitz (Moravia).
En
1806 Napoleón derrota a Prusia en la batalla de Jena. En 1810 había conquistado
la práctica totalidad de Europa a excepción de Inglaterra. Conquistas que provocan
una diseminación de las ideas enciclopédicas de la revolución francesa .
2. Sucesos
internos causados por los enciclopedistas
franceses por una
intensa actividad propagandística en España.
Fue
el conde de Floridablanca quien oportunamente
desplegó medidas de contrapropaganda
controlando todo el correo y mercancía procedente de Francia porque casi toda
ella traía referencias a un nuevo orden.
Floridablanca
era hombre ilustrado y representante de las ideas del antiguo régimen, ampliamente
compartidas por el pueblo y la mayoría del ejército. Solamente una parte de las elites ilustradas simpatizaban con las
ideas revolucionarias.
Calificó
de vergonzoso el pacto de Luis XVI con los revolucionarios y optó por una política equidistante entre la
intervención en Francia directamente y un distanciamiento prudente.
No
tenía pocos enemigos .Desde 1777 había capeado distintas acechanzas. Los más importantes, Aranda y
Campomanes. A los que se sumó la
reina Maria Luisa a favor de su favorito Godoy. Especial
referencia merece el marqués de Manca,
que llegó a ofrecerse a Georges Danton,
un líder de la revolución francesa, proponiendo una invasión a España.
En 1792, Carlos IV cesa a Floridablanca. Es sustituido
por Aranda a quien Carlos IV
le confía la misión de salvar la vida de su primo Luis XVI. Su acercamiento
a los franceses no produjo los
resultados previstos y fue sustituido en
su cargo nombrando a Godoy.
Por
distintas causas, una de ellas, el poder de influencia de Napoleón, Godoy
es cesado en 1798 siendo sustituido por Saavedra. Tras distintos internos
reformistas frustrados en 1801 regresa Godoy al gobierno, esta vez, a disposición de Napoleón . Las
palabras empleadas por Ruiz Torres son: « La política der Godoy fue de sumisión
casi total al flamante nuevo emperador de Europa […] ».
En
la búsqueda de una salida personal « apropiada »
para cuando Fernando VII ocupara el trono ( dada la animadversión entre
ambos) , se llega al Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807 . Se acuerda que las tropas francesas cruzarían España para conquistar Portugal. El propio
Godoy, príncipe de la Paz, pretende la
adjudicación de una parte del territorio para instaurar su principado en la zona del Algarve.
El
complot de Fernando VII, todavía príncipe de Asturias, el 5 de noviembre de
1807, junto a algunos notables, acordando
el cese inmediato de Godoy para
cuando aconteciera la muerte de Carlos IV advirtió a Napoleón del clima familiar existente. No lo desaprovechó y optó
por ocupar España y con ella sus posesiones ultramarinas, en enero
de 1808.
El
17 de marzo de 1808 se produce el motín de Aranjuez: el partido
fernandino pretende instituir como rey a Fernando VII. Consecuencia del mismo fue la dimisión de Godoy que hasta
ese entonces dirigía la política del país bajo el interés de Napoleón.
Carlos
IV, el 19 de marzo de 1808, abdica en su hijo Fernando VII aunque días después la
declara nula bajo la justificación de
que fue forzado a hacerlo.
Fernando
VII el 24 de marzo de 1808 entra en Madrid y Napoleón decide trasladar la familia
real a Bayona para resolver sus diferencias.
El
20 de abril, Fernando VII entra en Bayona aunque las órdenes del emperador es
detener al monarca para que asistiera a la entrevista si mostraba alguna resistencia. Esta orden
manifiesta la desconfianza de Napoleón hacia el joven monarca.
La
entrevista se celebra el 6 de mayo de
1808 y en ella se producen las abdicaciones de Bayona: Fernando VII entrega
la corona a su padre. Carlos IV la cede a Napoleón quien la ofrece a su hermano Jose I quien es nombrado rey de
España y sus Indias el 6 de junio.
El
nuevo monarca dicta el Estatuto de
Bayona concediendo algunos derechos a los ciudadanos en un gesto para atraerse a los ilustrados
españoles y ganarse adeptos a su causa.
Las
opciones del monarca ante el emperador de Europa con una España sin recursos
militares y con una crisis económica extrema eran inexistentes.
La
revolución francesa se había instaurado en España sin gastar munición y sin
sublevar a las masas. Sin
embargo, el pueblo llano y el ejército
eran profundamente partidarios de su rey pero los momentos fueron hábilmente medidos por las minorías liberales dando lugar a la Constitución de Cádiz de
1812.
Sobre
la paradoja de entronar al rey absolutista se asumen principios liberales que
eran antagónicos al absolutismo tal y como era concebido en el siglo XVIII. Por
ello, solamente una hábil propaganda podía haber movilizado a un pueblo que
creía firmemente en su rey y que luchó bajo diversas formas: en el ejército como
voluntarios o en las montañas y sierras contra el invasor
napoleónico.
3. La
Constitución de 1812 y Fernando VII
Ante
el vacío de poder en ausencia del
monarca se crean las Juntas provinciales
que gestionan la soberanía real.
Son coordinadas por la Junta Central Suprema Gubernativa desde el 25 de septiembre de 1808. Luego sustituida por el Consejo de
Regencia del Reino creado el 31 de
enero de 1810. En 20 de enero de 1812 es sustituido por la Regencia del Reino.
El
19 de marzo de 1812, las cortes de Cádiz promulgan la Constitución que establece el estado
liberal en España.
De
su aplicación se establecen las siguientes instituciones:
1. Abolición
del régimen señorial. Se suprimen los señoríos jurisdiccionales, reminiscencia
feudal, el 8 de junio de 1813.
2. Se
crea el Tribunal Supremo, el 17 de abril de 1812.
3. Se
crea el Consejo de Estado el 21 de enero de
1812.
4. Se
derogan todos los Consejos, instituciones de apoyo de los monarcas de España, el 17 de abril de 1812.
5. Se
crea el Tribunal especial de las Órdenes
militares que sustituye al Consejo de Órdenes, el 17 de abril de 1812.
6. Se
racionaliza la administración local dictando órdenes para ayuntamientos y diputaciones,
el 23 de mayo de 1812.
7. Se
suprime la Inquisición, el 22 de febrero de
1813.
8
9. Abolición
de los gremios e implantación de la
libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación, el 8 de
junio de 1813.
La Constitución de 1812 era un
texto constitucional de carácter liberal
a imitación de la constitución francesa de 1789
de la que a veces es traducción literal: véanse los capítulos II y IV
del título II semejantes a los títulos III y II del código francés. Además
incorpora instituciones de las leyes inglesas como la separación de poderes.
Reconocía la soberanía popular,
la sumisión del rey a las Cortes y la negación de todo carácter absoluto de la
monarquía.
Todas estas disposiciones
causaron la repulsa en el monarca, a la masa del pueblo que era realista
incondicional.
El 11 de diciembre de 1813, se firma el Tratado de Valençay por el cual se da por terminada la guerra entre
España y Francia y Napoleón reconoce como rey de España a Fernando VII.
Sin embargo, la Regencia del
Reino subordinaba el reconocimiento del monarca al juramento de la constitución. Hecho
que de por sí constituía una afrenta
abierta y opuesta al rey.
En los años siguientes confluyeron un cumulo de
incidentes entre realistas y liberales que motivaron la salida impuesta de Madrid de Fernando VII en 1823. Su
itinerario: de Madrid a Cádiz para evitar que los Cien mil hijos de S. Luis al
mando del duque de Angulema llegaran a
Madrid para entronizar al rey.
Estos viajes realizados en 1823 y
1827 a 1828, han sido estudiados por los profesores Sevillano Calero y Soler
Pascual, de la Universidad de Alicante , publicando el libro « Diarios de viaje de Fernando VII » en 2013.
Los diarios fueron escritos por
el secretario de cámara del monarca, D.
Antonio Martinez de Salcedo y Membiela.
En el segundo de los viajes, el
día 24 de septiembre de 1827 llega a
Albacete a las 16.40h.. Abandona la ciudad a las 2 de la mañana del día 25 con
dirección a Almansa. Transcurre su itinerario por Tinet, Castellón, Tarragona,
Valencia, Tortosa, Vinaroz, Barcelona, Lérida, Zaragoza, Tafalla, S. Sebastián,
Bilbao, Vitoria, Burgos, Palencia, Valladolid, S. Ildefonso , S. Lorenzo y
Madrid el día 11 de agosto de 1828,
total leguas recorridas: 418 ½ , total 2017,17 kms. Tiempo de viaje: desde el 22
de septiembre de 1827 a 11 de agosto de 1828.