Cómo el cerebro da sentido a la melodía y armonía ( investigación).
Sea marcando con el pie el ritmo de una samba o escuchando con los ojos llorosos una balada, nuestra respuesta a la música es casi instintiva. Sin embargo, pocos sabrían explicar con palabras cómo actúa la música en los humanos. ¿Por qué suscita emociones, inspira ideas e, incluso, define identidades?
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La cuestión se ha estudiado desde la psicología cognitiva, la antropología, la musicología y hasta desde la biología. En este terreno nos encontramos con Adam Ockelford. Su libro Comparing notes se nutre de sus conocimientos como compositor, pianista, investigador musical y, algo de suma importancia, de su experiencia durante decenios como profesor de música de niños con discapacidades visuales o con un trastorno del espectro autista, muchos de ellos, dotados de facultades musicales extraordinarias. A través de este «prisma de lo manifiestamente notable», Ockelford busca arrojar luz sobre la cognición y la percepción musical en todos nosotros. Los modelos existentes, basados en niños neurotípicos, podrían estar pasando por alto grandes verdades sobre la capacidad para aprender y dar sentido a la música […] .
Fuente: Investigación y Ciencia
De interes:
Nostalgia neuronal
de Mark Joseph Stern
«[…] Pero los recuerdos carecen de sentido sin emoción, y aparte del amor […] nada estimula una reacción emocional como la música. Los estudios de imágenes cerebrales muestran que nuestras canciones favoritas estimulan el circuito de placer del cerebro, que libera una afluencia de dopamina , serotonina, oxitocina y otros neuroquímicos que nos hacen sentir bien. Cuanto más nos gusta una canción, más tratamos con la felicidad neuroquímica, inundando nuestros cerebros con neurotransmisores […]
[…] La música ilumina estas chispas de actividad neuronal en todos. Pero en los jóvenes, la chispa se convierte en un espectáculo de fuegos artificiales. Entre las edades de 12 y 22 años, nuestros cerebros experimentan un rápido desarrollo neurológico, y la música que amamos durante esa década parece estar conectada a nuestros lóbulos para siempre. Cuando hacemos conexiones neuronales a una canción, también creamos un fuerte rastro de memoria que se carga con emoción intensificada, gracias en parte a un exceso de hormonas de crecimiento puberal. Estas hormonas le dicen a nuestro cerebro que todo es increíblemente importante, especialmente las canciones que forman la banda sonora de nuestros sueños adolescentes (y vergüenzas)[…].
Fuente: Salud y Ciencia