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jueves, 12 de septiembre de 2019

Los ancianos en Japón buscan ir a prisión para no quedarse solos y pobres (WEF)

Los ancianos en Japón buscan ir a prisión para no quedarse solos y pobres (WEF)


Tienen más de 60 años y son el nuevo grupo de delincuentes que está llenando las cárceles de Japón. Son arrestados, principalmente, por robar en tiendas y por reincidir hasta seis veces en el mismo delito. Su objetivo es, precisamente, ese: acabar en prisión. Estar en un lugar que les proporcione techo, comida, luz y agua... A cambio de su libertad.

Este es el camino por el que han optado muchos ancianos en el país nipón, con tal de no pasar sus últimos años de vida solos y sin recursos económicos. Algo que ha ocasionado una ola de delitos sin precedentes, pues casi un 40% de los hurtos son cometidos por personas de más de 60 años. Casi el doble que hace una década.

Fuente: Pixabay. Licencia CC0

Lo que está ocurriendo en la nación asiática bien podría responderse parafraseando el título de la cinta de los hermanos Coen. Japón no es país para viejos.

Una de las causas de esto es que la pensión básica de vejez que reciben los nipones mayores de 65 años resulta insuficiente. Según datos del sistema nacional de pensiones, la retribución anual ronda los 780.000 yenes (5.864 €). Y en el caso de tratarse de una pareja, si uno de los dos fallece, el montante asciende hasta poco más de un millón de yenes.


En 1990, los crímenes cometidos por los japoneses mayores de 60 años no llegaba ni al 5% respecto del total, según datos registrados por la Agencia Nacional de Policía. Un porcentaje que ha aumentado hasta superar los 20 puntos porcentuales en los últimos años. Es decir, un incremento del 450%.[…]

Fuente: WEF

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Hace pocos años parecía algo inadmisible. Hoy ,aunque este fenómeno se produzca en las antípodas de España,  no nos resulta tan extraño.

La soledad de los mayores y su abandono es el corolario de una sociedad narcisista en donde  la caridad se practica con los ajenos excluyendo a los nuestros. Aplaca conciencias, aunque mata a propios.

Estamos en la era de la perplejidad, en donde actos, palabras y hechos  cambian de significado según la óptica desde donde se miren. Como consecuencia la dualidad bueno-malo pierde su antagonismo imponiéndose un relativismo destructivo.

JLM