SQUASH Los riesgos
de los jugadores no entrenados
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El squash es un deporte cuya popularidad aumentó espectacularmente
en nuestro país
a comienzos de los noventa. Se trata de una actividad que se puede practicar en los gimnasios, en la
que se puede liberar estrés y eliminar muchas calorías en sólo 45 minutos de juego, y ahí
radica precisamente su mayor
riesgo. Existen demasiados practicantes que se enfrentan al squash sin una debida preparación física y que lo
practican de forma esporádica. Lesiones de espalda, problemas musculares e, incluso,
complicaciones cardiovasculares
acechan a sus practicantes con escasa preparación física y que no realizan un calentamiento adecuado antes de un
partido.
LESIONES.- Especialistas en medicina deportiva de la Universidad
de Hong Kong acaban
de publicar un trabajo que investiga la incidencia de problemas de espalda entre jugadores de squash
que compiten en torneos de forma habitual. Un total de 495 deportistas fueron incluidos en el
estudio. El 52% de estos jugadores reconoció haber sufrido
problemas de espalda. De ellos, la tercera parte indicó que el squash fue la causa inicial
de la lesión y otro 20% apuntó
a la práctica de este deporte como factor exacerbante de un problema ya existente.
El doctor Shanks, director del estudio, achaca este alto índice de problemas de espalda a la brusquedad de los esfuerzos que los jugadores se ven obligados a realizar para alcanzar las bolas más difíciles. Los continuos cambios de sentido en los movimientos, los giros y la rapidez del juego convierten al squash en un ejercicio para deportistas cualificados, ya que plantea grandes exigencias de orden cardiovascular y metabólico.
Un trabajo publicado por la escuela de Medicina Deportiva de la Universidad de Oviedo analizó durante cuatro años los datos de un grupo de individuos
normotensos con edades comprendidas entre 25 y 40 años que practicaban el squash como diversión y durante 90 minutos a la semana, al menos seis meses al año. Los voluntarios fueron sometidos a dos pruebas de esfuerzo en las que se controló su tensión arterial. Una vez concluidas, las ergometrías mostraron un aumento progresivo de la tensión sistólica en todos ellos, mientras la diastólica permanecía constante.
Las características propias del squash son las que producen este comportamiento anómalo de la tensión arterial, ya que los partidos pueden durar entre 30 y 90 minutos y se desarrollan en un reducido espacio en el que los dos oponentes siempre se encuentran próximos, las reacciones son rápidas y los cambios de posición, muy bruscos. Todo ello desemboca en elevaciones súbitas del gasto cardiaco, de la ventilación y del aporte sanguíneo a los músculos. Por ello, los individuos que practiquen el squash esporádicamente deberían someterse a controles de la tensión arterial que evalúen su salud cardiovascular.