Se bendice la bandera del navío Juan Sebastián de Elcano ante la Virgen de la Victoria en Sevilla (noticia)
Misma imagen ante la que se bendijeron las banderas de las naos de la expedición del Elcano hace 500 años
El 9 de agosto de 1519, Magallanes, el resto de capitanes y tripulantes de las cinco naos que partirían hacia un destino desconocido al día siguiente desde el puerto de las Mulas ( hoy las inmediaciones de la Plaza de Cuba) se postraron ante la Virgen de la Victoria que por aquel entonces se veneraba en el convento de la orden de los Mínimos, ya desaparecido.
Además de buscar la protección de la virgen, en la ceremonia fueron bendecidas las cinco banderas que Carlos I (patrocinador de la expedición) entregó a Fernando de Magallanes para ser izadas en aquellas naves que hicieron historia.
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Fuente: Wikicommons |
El acto tuvo lugar este viernes 9 de agosto,en la iglesia de Santa Ana de Triana, frente a la capilla que guarda la misma talla que miró Magallanes.
La ceremonia fue oficiada por el arzobispo de Sevilla y arzobispo castrense y el acto, presidido por el jefe de Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón. Fue un acto abierto al público.
De los 239 tripulantes que iniciaron la singladura regresaron 17 hombres en una sola nao tras recorrer más de 37.500 millas náuticas, es decir, 69.450 kms. ( 1 milla náutica equivale a 1852 metros).
Fuente: ABC Sevilla Más información
___________En unos tiempos cuando ya esta todo explorado podemos preguntarnos cómo hacer historia para el futuro. Quizás la respuesta se encuentre no en lo que quede por descubrir, que poco queda, sino en el modo en cómo se emprenden las acciones en una vida sumida en rutinas.Lo excelente en lo que se supone que es normal es una nueva frontera para muchos desconocida en esta sociedad de un hoy que vivimos con sus muchas aristas . Esa dedicación y compromiso que divergen de lo cotidiano es una aventura con resultados inciertos y quienes lo intenten deben ser llamados valientes.Recordemos, como ejemplo, que los Tercios españoles no descubrieron mares; tampoco continentes ni islas remotas en los confines del mundo, pero fueron excelentes tanto en sus derrotas como en sus muchas victorias porque su afán era obedecer sin pedir sin rehusar.La excelencia se encontraba en la generosidad que era absoluta, sin reservas personales porque su vida era la misma milicia para defender a su rey y a su imperio.Hay testimonios de capitanes que cayendo en combate dejaron huerfanos sin otra opción que la toma de hábitos.
Eran otros siglos, pero el alma del hombre es siempre la misma.
JLM