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viernes, 16 de diciembre de 2016

El Museo Arqueológico celebra el tricentenario del nacimiento de Carlos III ( noticia)

El Rey inaugura la nueva exposición sobre la figura y el legado de Carlos III

El Rey ha inaugurado hoy la exposición en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) dedicada a honrar la figura de Carlos III con un centenar de obras, algunas de ellas poco conocidas, que glosan el valor cultural, científico y político que marcó su mandato.

Bajo el título "Carlos III: proyección exterior y científica de un reinado ilustrado", la muestra se une a otras tres que hay en marcha para homenajear al monarca que representó el inicio de la época contemporánea en España y de quien este año se ha cumplido el tercer centenario de su nacimiento (1716-1788).

Don Felipe, gran admirador de Carlos III y su legado, ha recorrido las distintas salas que acogen la exposición, organizada por Acción Cultural Española y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

El Rey ha estado acompañado por el titular de Educación y Cultura, Iñigo Méndez de Vigo; el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo; la directora de Acción Cultural Española, Elvira Marco, y del MAN, Andrés Carretero.

De la mano del comisario de la exposición, Miguel Luque, profesor de Historia de la Universidad Complutense, Felipe VI ha ido observando con detalle las obras de artistas de renombre de la época como Giuseppe Bonito, Jean Ranc, Jacopo Amigoni o Anton Rafael Mengs.

También se ha detenido don Felipe ante el último retrato de Carlos III, que Francisco de Goya remató poco antes de que el rey ilustrado falleciera en diciembre de 1788, poniendo fin a casi treinta años de reinado.

Otro de los cuadros que también ha llamado la atención del jefe del Estado ha sido el retrato del que fuera primer presidente de Estados Unidos, George Washington, al que Carlos III ayudó en la guerra contra los ingleses.

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La trayectoria política y personal de Carlos III puede analizarse a distintos niveles: el monarca urbanista, el alcalde de Madrid, el rey de Sicilia o el gobernante reformista. Fueron sesenta años de reinado sobre tres países distintos, independientes y muy diferentes entre sí, que forjaron una particular personalidad que explica las novedosas y exitosas iniciativas que emprendió.



El Museo Arqueológico Nacional, con motivo del III centenario del nacimiento del monarca, ha querido subrayar sus logros en política exterior –basados en la Armada, el Ejercito y la diplomacia– y sus aportaciones científico-culturales que aumentaron el prestigio internacional de nuestro país. La exposición "Carlos III: proyección exterior y científica de un reinado ilustrado", organizada por Acción Cultural y comisariada por el profesor de Historia de América de la Universidad Complutense Miguel Luque, reúne más de 100 piezas de casi cuarenta instituciones españolas y extranjeras. Son objetos cuya valía no reside tanto en su valor artístico como en su aportación histórica.

La exposición se articula en torno a cuatro aspectos de la vida de Carlos III. En primer lugar, su formación como gobernante en Italia que le despertó la curiosidad por el conocimiento. Destaca, por ejemplo, la Caja de Herculano, una pieza original que llegó a España en 1761 y que contiene siete frutos carbonizados por la erupción del Vesubio.

En segundo lugar, pone de relieve su llegada al trono de España y las reformas ilustradas emprendidas en las casi tres décadas que ostentó el cargo, periodo en el que logró grandes empresas como la reorganización de la Marina española, la adopción de una nueva bandera como símbolo –cuyo decreto original se exhibe en la muestra–, las políticas de repoblaciones o la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios de la Monarquía en 1767 –cuyo manuscrito original con rúbrica y sello del Rey está expuesto–.


La proyección internacional de la monarquía se descubre desde varios frentes: en su aportación en la Guerra de los Siete Años, primer conflicto armado a escala global de los tiempos moderno, y en el apoyo velado a la independencia de los Estados Unidos (USA), donde se buscó atacar a los intereses británicos –la exposición incluye, por ejemplo, una carta de 1775 de Benjamin Franklin al infante Gabriel de Borbón–. Carlos III no obvió a las potencias emergentes. De hecho, contrajo matrimonio en 1738 con la reina María Amalia de Sajonia.