De Juan Pablo II en Chile en 1987 al voto obligatorio para el plebiscito constituyente de 2020 ( Chile)
Juan Pablo II en Chile en 1987
En estos momentos de tribulación , cuando un país prospero ha caído en la voracidad destructiva del odio, solo cabe reflexionar sobre el modo en que nuevos muros se levantan aprovechando la normalidad democrática de sociedades libres .
Quieren construir un nuevo orden constitucional sin más legitimación que los vandalismos en las calles , destrucción de templos, empresas, comercios y periódicos. Se contabilizan 737 saqueos y 217 incendios graves desde el inicio de las protestas (1).
Nada puede prosperar sobre la mentira y el engaño; nada puede crearse desde un rencor que no olvida, no perdona y nada le es suficiente. Solo imponer las tinieblas de las tiranías destructivas.
Quien vive en el odio y por el odio solo construye puentes de odio.
Logra el populismo , de este modo, otra victima para su causa que se sumará a los logros de las democráticas Venezuela y Cuba.
El voto obligatorio para el plebiscito constituyente de abril de 2020 que se ha pactado en Santiago de Chile es otra geometría variable del neo marxismo porque sustrae la libertad al individuo de participar o no en las votaciones que se convoquen.
Siempre la sutilidad politica como disfraz de lo extremo.
Sin duda, el nihilismo de Nietzsche cobra toda vigencia, pues contemplamos a sociedades industrializadas, evolucionadas y avanzadas en donde por un proceso de agotamiento se relativizan todas las concepciones del mundo, los ordenes morales y leyes sociales para crear un nuevo mundo distinto y alejado del anterior, en donde subsistirá el fuerte que someterá al débil, al incauto, al inocente.
Esto es el Harmaguedon de la cultura occidental, aquel descrito en el Apocalipsis 16,16.
Sin duda, el nihilismo de Nietzsche cobra toda vigencia, pues contemplamos a sociedades industrializadas, evolucionadas y avanzadas en donde por un proceso de agotamiento se relativizan todas las concepciones del mundo, los ordenes morales y leyes sociales para crear un nuevo mundo distinto y alejado del anterior, en donde subsistirá el fuerte que someterá al débil, al incauto, al inocente.
Esto es el Harmaguedon de la cultura occidental, aquel descrito en el Apocalipsis 16,16.
JLMembiela,
No perder el sentido de Dios.
Porque transitamos en un desierto
perdidos y fatigados, buscamos oasis que aplaquen cansancios y hartazgos de las
vanidades del mundo. Es fatigoso el camino, desesperante el sol que reverbera
en la arena y se clava en nosotros. …pero un poco más allá, en ese camino sin principio
y sin fin, cuando todo estaba perdido, se oyeron unas palabras que nos abrieron
el corazón y colmaron nuestra sed…dándonos vida y esperanza para proseguir luchando
por la paz entre los hombres.
Adjunto se expone una alocución
más extensa de Juan Pablo II en el Estadio Nacional de Santiago de Chile el 2
de abrí de 1987. En este encuentro se pronunciaron palabras que trascendieron los
instantes fugaces de unas horas para quedar fusionadas en lo infinito de quienes
defienden la dignidad de lo humano.
JLM
Diario «El Mercurio », de 16 de noviembre de 2019, p. 12.