Fuera de las infecciones por el virus de Lassa y de Crimea-Congo, para los que el tratamiento con ribavirina pueden ser eficaces proporcionado para iniciar tan pronto como sea posible, no hay, hasta la fecha, el tratamiento específico de estas infecciones. El tratamiento sólo es sintomático. Además, ninguna vacuna se comercializa actualmente contra estas enfermedades, con la excepción de una vacuna eficaz contra el virus de Junin (FH Argentina) disponible solamente en áreas endémicas.
De hecho, la única manera de detener la progresión de la epidemia de VHF o encefalitis Henipavirus se mantiene el aislamiento de los pacientes y las personas que tuvieron contacto con un paciente. Estas medidas de aislamiento son muy eficaces si se aplican de forma rápida y completamente como sea posible.
Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
Datos y cifras
- El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) causa brotes graves de fiebre hemorrágica viral
- La tasa de letalidad de los brotes de FHCC puede llegar hasta el 40%.
- El virus se transmite al ser humano principalmente a través de garrapatas y del ganado. Puede darse una transmisión entre personas en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de los infectados.
- La FHCC es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia en los países situados por debajo de los 50o de latitud norte.
- No hay ninguna vacuna disponible para las personas ni para los animales.
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad muy extendida causada por un virus (Nairovirus) de la familia Bunyaviridae transmitido por garrapatas. Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad del 10%-40%.
La FHCC es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia en los países situados por debajo de los 50o de latitud norte, que es el límite geográfico de la garrapata que constituye su vector principal.
El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en los animales y las garrapatas
Entre los huéspedes del virus de la FHCC figuran una amplia variedad de animales salvajes y domésticos como vacas, ovejas y cabras. Muchas aves son resistentes a la infección, pero los avestruces son vulnerables y pueden mostrar una alta prevalencia de la infección en las zonas endémicas, donde han sido identificados como el origen de casos humanos. Por ejemplo, un brote anterior se produjo en un matadero de avestruces en Sudáfrica. Estos animales no parecen sufrir la enfermedad.
Los animales se infectan por la picadura de garrapatas infectadas y el virus permanece en el torrente circulatorio durante aproximadamente una semana tras la infección, de modo que, cuando otra garrapata pica al animal, se perpetúa el ciclo garrapata-animal-garrapata. Aunque hay varios géneros de garrapata que pueden verse infectados por el virus de la FHCC, Hyalomma constituye el vector principal.
Transmisión
El virus de la FHCC se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante o inmediatamente después de la matanza. La mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios.
Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. También se producen infecciones nosocomiales como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos.
Signos y síntomas
La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.
Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.
Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.
Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.
La tasa de mortalidad asociada a la FHCC es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
Diagnóstico
La infección por el virus de la FHCC puede diagnosticarse mediante distintas pruebas de laboratorio:
- prueba de inmunosorción enzimática (ELISA);
- detección de antígeno;
- seroneutralización;
- reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR);
- aislamiento del virus en cultivos celulares.
En los pacientes en que la infección será mortal, y en general durante los primeros días de la enfermedad, por lo habitual no se produce una respuesta de anticuerpos medible, de modo que en esos casos el diagnóstico se realiza mediante la detección del virus o de su ARN en muestras de sangre o tejidos.
Los análisis de las muestras de los pacientes entrañan un riesgo biológico extremo y solo deben llevarse a cabo en condiciones de máxima contención biológica. No obstante, si las muestras son inactivadas previamente (por ejemplo mediante virucidas, rayos gamma, formaldehído, calor, etcétera), se puede manipularlas en un entorno de bioseguridad básico.
Tratamiento
El tratamiento general de sostén contra los síntomas es la principal opción ante esos casos.
Se ha utilizado el antiviral ribavirina para tratar la infección, con efectos claramente beneficiosos. Tanto la preparación oral como la intravenosa parecen eficaces.