Los últimos de Filipinas y Albacete ( noticia)
Muchos no sabrán que entre los militares que defendieron el ultimo bastión del imperio de España , que entre los valientes que defendieron Baler ( Isla de Luzón) se encontraba un albacetense nacido en Caudete.
Se trata del cabo D. José Olivares Conejero, por méritos de guerra ascendido a teniente honorario por SMC Alfonso XIII.
Tiene una calle dedicada en Caudete en justo reconocimiento
Entrevista con el héroe en
Caudete digital: entrevista a Olivares (1946)
Fuente: José J. Medina Sánchez. Licenciado en Historia
Diario: « La Voz de Albacete »
Más referencias históricas
Reconocimiento del presidente de Filipinas D Enrique Aguinaldo:
El día 2 de junio de 1899, se decidieron a rendirse cuando reconocieron la triste realidad de que defendían una tierra que ya no pertenecía a España. Cuando abrieron las puertas de la iglesia, los vencedores más bien parecían los vencidos al mirar los ojos y los famélicos cuerpos de los soldados españoles. El jefe de los sublevados rindió honores a los héroes de Baler presentando armas. Treinta y tres hombres supervivientes del inmortal sitio de Baler desfilaron con sus armas, bandera y con honor ante los asombrados filipinos. El 30 de junio, el Presidente de la República, hacía pública la siguiente orden:
"Habiéndose hecho acreedores de la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres, aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo, rindiendo culto a las virtudes militares e interprentando los sentimientos de esta República que bizarramente les ha combatido, a propuesta de mi Consejo de Gobierno vengo a disponer lo siguiente:
Artículo Único.- Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados prisioneros sino, por el contrario, como amigos y en consecuencia se les procurará por la Capitanía General de los pases necesarios para que puedan regresar a su país. Dado en Talak, a 30 de junio de 1899.
El Presidente de la República Emilio Aguinaldo. El Secretario de Guerra Ambrosio Flores.
Relación de militares en el sitio de Baler y su lugar de nacimiento
Comandante Político-Militar del Príncipe
Capitán de Infantería Enrique de las Morenas y Foss, natural de Chiclana de la Frontera. Falleció por enfermedad el 22 de noviembre de 1898.
Tropa del Destacamento de Baler
2º Teniente Juan Alonso Zayas. Falleció por enfermedad el 18 de octubre de 1898.
2º Teniente Saturnino Martín Cerezo, natural de Miajadas, Cáceres.
Cabo Jesús García Quijano, natural de Viduerna de la Peña, Palencia.
Cabo José Chaves Martín. Falleció por enfermedad el 10 de octubre de 1898.
Cabo José Olivares Conejero, natural de Caudete, Albacete.
Cabo Vicente González Toca. Fusilado el 1 de junio de 1899.
Corneta Santos González Roncal, natural de Mallén, Zaragoza.
Soldado de 2ª Felipe Herrero López. Desertó el 27 de junio de 1898.
Soldado de 2ª Félix García Torres. Desertó el 29 de junio de 1898.
Soldado de 2ª Julian Galvete Iturmendi. Falleció debido a heridas el 31 de julio de 1898.
Soldado de 2ª Juan Chamizo Lucas, natural de Valle de Abdalajís, Málaga.
Soldado de 2ª José Hernández Arocha, natural de La Laguna, Tenerife.
Soldado de 2ª José Lafarga Abad. Falleció por enfermedad el 22 de octubre de 1898.
Soldado de 2ª Luis Cervantes Dato, natural de Mula, Murcia.
Soldado de 2ª Manuel Menor Ortega, natural de Sevilla, Sevilla.
Soldado de 2ª Vicente Pedrosa Carballeda, natural de Carballino, Orense.
Soldado Antonio Bauza Fullana, natural de Petra, Mallorca.
Soldado Antonio Menache Sánchez. Fusilado el 1 de junio de 1899.
Soldado Baldomero Larrode Paracuello. Falleció por enfermedad el 9 de noviembre de 1898.
Soldado Domingo Castro Camarena, natural de Aldeavieja, Ávila.
Soldado Emilio Fabregat Fabregat, natural de Salsadella, Castellón.
Soldado Eufemio Sánchez Martínez, natural de Puebla de Don Fadrique, Granada.
Soldado Eustaquio Gopar Hernández, natural de Tuineje, Las Palmas.
Soldado Felipe Castillo Castillo, natural de Castillo de Locubín, Jaén.
Soldado Francisco Real Yuste, natural de Cieza, Murcia.
Soldado Francisco Rovira Mompó. Falleció por enfermedad el 30 de setiembre 1898.
Soldado Gregorio Catalán Valero, natural de Osa de la Vega, Cuenca.
Soldado Jaime Caldentey Nadal. Desertó el 3 de agosto de 1898.
Soldado José Alcaide Bayona. Desertó el 8 de mayo de 1899.
Soldado José Jiménez Berro, natural de Almonte, Huelva.
Soldado José Martínez Santos, natural de Almeiras, La Coruña.
Soldado José Pineda Turán, natural de San Felíu de Codinas, Barcelona.
Soldado José Sanz Meramendi. Falleció por enfermedad el 13 de febrero 1899.
Soldado Juan Fuentes Damián. Falleció por enfermedad el 8 de noviembre 1898.
Soldado Loreto Gallego García, natural de Requena, Valencia.
Soldado Manuel Navarro León. Falleció por enfermedad el 9 de noviembre 1898.
Soldado Marcelo Adrián Obregón, natural de Villalmanzo, Burgos.
Soldado Marcos José Petanas. Falleció por enfermedad el 19 de mayo 1899.
Soldado Marcos Mateo Conesa, natural de Tronchón, Teruel.
Soldado Miguel Méndez Expósito, natural de Puebla de Tabe, Salamanca.
Soldado Miguel Pérez Leal, natural de Lebrija, Sevilla.
Soldado Pedro Izquierdo Arnaíz. Falleció por enfermedad el 14 de noviembre 1898.
Soldado Pedro Planas Basagañas, natural de San Juan de las Abadesas, Gerona.
Soldado Pedro Vila Garganté, natural de Taltaüll, Lérida.
Soldado Rafael Alonso Medero. Falleció por enfermedad el 8 de octubre de 1898.
Soldado Ramón Buades Tormo, natural de Carlet, Valencia.
Soldado Ramón Donat Pastor. Falleció por enfermedad el 10 de octubre 1898.
Soldado Ramón Mir Brills, natural de Guisona, Lérida.
Soldado Ramón Ripollés Cardona, natural de Morella, Castellón.
Soldado Román López Lozano. Falleció por enfermedad el 25 de octubre 1898.
Soldado Salvador Santamaría Aparicio. Falleció debido a heridas el 12 de mayo 1899.
Soldado Timoteo López Larios, natural de Alcoroches, Guadalajara.
Soldado Melchor Martin López, natural de Aznalcollar, Sevilla.
Soldado Luis Ruiz de la Torre, natural de Moral de Calatrava, Ciudad Real
Soldado Mariano Miguel de Marcos, natural de Marlín, Ávila
Enfermería.
Médico provisional Rogelio Vigil de Quiñones, natural de Marbella, Málaga.
Cabo indígena Alfonso Sus Fojas. Desertó el 27 de junio de 1898.
Sanitario indígena Tomás Paladio Paredes. Desertó el 27 de junio de 1898.
Soldado Bernardino Sánchez Cainzos, natural de Guitiriz, Lugo
Párroco de Baler:
Fray Cándido Gómez Carreño. Falleció por enfermedad el 25 de agosto de 1898.
Misioneros: Enviados por las tropas filipinas, decidieron quedarse en la iglesia a petición de Enrique de las Morenas.
Fray Juan López Guillén.
Fray Félix Minaya
Fuente: grandesbatallas del blog de D Francisco Domingo
Guerra psicológica en el sitio de Baler
No obstante, el colmo de la guerra contra la mente llegó casi en navidades. «El enemigo no escatimaba medios. (…) Eran válidas todas las artimañas, incluidas las que se referían a la incitación a la lujuria. Los papeles que encontré en la iglesia de Baler (afirman) que el enemigo situó a mujeres semidesnudas e hizo que varias parejas imitaran (…) el acto de la cópula (frente a los defensores). Para evitar la tentación de la carne, Martin dio orden de inmediata retirada a la tropa. Lo que les faltaba a los pobres Cazadores, mujeres desnudas y gestos lascivos. (…) Como antídoto unos se pusieron a rezar y otros a batir palmas y a reír con todas sus fuerzas», afirma Leguineche.
Después de siete meses de encierro, los Cazadores tuvieron también que resistirse con todas sus fuerzas a las ofertas realizadas por los oficiales filipinos (quienes tentaban a los españoles con alimento y un vapor que les transportaría a España). Y es que, allá por Navidad, la comida empezó a escasear y cualquier animal que aparecía en la iglesia era idóneo para llenar el estómago. Desde cuervos hasta lagartijas, todo bicho viviente con algo de carne caía en la cazuela y era repartido a partes iguales entre los extenuados españoles.
También se hacía cada vez más palpable la falta de vitamina B, una deficiencia que agravaba el beri-beri. Por ello, Cerezo llevó a cabo una salida desesperada del edificio en la que halló semillas de calabaza. Aquel botín fue un tesoro pues, tras plantarlas en un huerto cercano al recinto, se logró detener la temible enfermedad que, cada vez con más asiduidad, se llevaba al otro barrio a los militares. Por otro lado, la llegada de «algo verde» relajó al médico del regimiento, quien pudo tratar con estos alimentos mejor a los enfermos.
Medio hostil por las incursiones de «juramentados », islamistas radicales de toda edad y sexo, que penetraban en las aldeas españolas asesinando todo hasta que eran abatidos. Eso es histórico. Pero tambien nos suena a algo actual...