La música favorece el movimiento en personas que lo tengan deteriorado (noticia)
Pocos días después de nacer, el cerebro humano reacciona ante el cambio de duración en una secuencia de sonidos de percusión. A partir de los siete meses de vida podemos aprender ritmos diferentes y los movimientos que los acompañan. Laurel Trainor y Jessica Phillips-Silver, de la Universidad de Montreal, bailaron con bebés en brazos al son de un ritmo de vals o de marcha. A continuación, los psicólogos expusieron a los pequeños a secuencias sonoras que se correspondían con esos ritmos. Observaron que los niños preferían la música que tenía el mismo ritmo que habían bailado. Al parecer, el movimiento permitía a los bebés memorizar el contenido rítmico.
Pese a su aparente simplicidad, la capacidad de moverse al ritmo de la música requiere una compleja red de conexiones entre diversas áreas cerebrales responsables de la percepción del ritmo y de su duración, de la planificación y del control de los movimientos, así como de los procesos de integración entre la percepción y la acción. Cuando escuchamos música, sentimos deseos de movernos, pues las áreas cerebrales motoras se activan. Si se pide a una persona que efectúe una tarea puramente perceptiva, por ejemplo, decir si una secuencia de notas representa un ritmo particular, también se ponen en funcionamiento regiones asociadas a la motilidad (los ganglios basales y la corteza premotora), a pesar de la ausencia de movimiento. Explicado de manera sencilla, la simple escucha de un fragmento de música estimula las áreas cerebrales motoras.
Este fenómeno sugiere una idea: utilizar la música como método para reeducar el movimiento en personas que lo tengan deteriorado. Por el mero hecho de estimular el cerebro motor, el ritmo de la música puede ayudarnos a reactivar o a mejorar la motilidad en personas con trastornos motores sin necesidad de moverse, solo escuchando. Cada vez más investigaciones demuestran que andar al ritmo de una música resulta eficaz para la [...]
Fuente: Investigación y Ciencia